El camino a San José de los Sauces sigue siendo muy parecido al que recorrían los pobladores del siglo XVIII: lleno de fango, zigzaguea en cada tramo y aún pastan las vacas lecheras en sus corrales.
Lo que sí han cambiado son sus alrededores, donde las bodegas industriales y los fraccionamientos amenazan con devorar las antiguas construcciones de ex Hacienda de San José de los Sauces.
El historiador Juan Ramón Garza Guajardo y de Emilio Machuca Vega, cronista de Escobedo, señalan las pocas construcciones antiguas que sobreviven en la zona.
Se detienen en una casona de estructura maciza pero que evidencia su abandono.
De los muros grises sobresale una placa con la siguiente inscripción: "Este edificio está hecho por la sociedad de padres de familia y amistades. Hacienda San José de los Sauces. Gral. Escobedo NL. Principio oct. 14 – concluyó dic. 31 '35".
Se trata de la Escuela Unión, el edificio en pie más relevante de la antigua hacienda. El cronista Emilio Machuca relata la estadía de la profesora María Villarreal, considerado un personaje ilustre de Escobedo.
Un lugar con historia
El documento más antiguo que se tiene sobre San José de los Sauces data de 1794. Se trata del testamento de Francisco Lozano, donde se registra "ser natural" de la hacienda.
La vocación económica que por más de 200 años ha tenido este sitio es la ganadería y agricultura.
El historiador Juan Ramón Garza Guajardo señala que "de aquí se llevaba la leche a Escobedo y a San Nicolás de los Garza".
Ubicada a un costado del río Pesquería, la antigua hacienda cobró relevancia hacia 1882 cuando las vías del ferrocarril Monterrey – Laredo se instalaron a las orillas del poblado, donde incluso se instaló la estación Del Topo Grande para pasajeros.
"La hacienda era pequeña, acaso tenía un jacal con su ajuar, pero la verdadera riqueza provenía de la ganadería", detalla Machuca Vega.
Hoy en día todavía se observa la herencia económica en San José de los Sauces, pues entre bodegas de industria y quintas para eventos sociales, sobrevive un terreno donde todavía pastan las vacas.
Sin embargo, es entendible que en cuestión de años se vea obligado a retirarse, pues ya se construye un gran fraccionamiento a un costado, donde el olor de los animales en pleno verano sin duda los molestará.
Caminos devorados
"Como en los pueblos antiguos, nomás hay una calle: de entrada y de salida es la misma", relata el historiador de Escobedo.
La vía denominada Camino a San José de los Sauces serpentea casi igual al curso del río Pesquería.
C llo–Nuevo Laredo con la Carretera a Monclova, pero la mayoría del recorrido es en terracería.}
A menos de un kilómetro ya se habita el fraccionamiento Privadas de San José, justo donde el camino pavimentado comienza. Escobedo ya perdió algunas de sus antiguos asentamientos como sucedió con la Hacienda El Canadá, en 2008.
"El problema es que los hijos de los dueños ya están vendiendo y es entendible, pero esperamos que al menos se conserve algo de lo que hay. Ya nos pasó con el asentamiento de Cucharas, que es una de las más antiguas, pero ya desapareció", reclama Juan Ramón Garza.
La historia de esta antigua hacienda es la misma que en los poblamientos originarios en García, San Nicolás y Santa Catarina que son engullidos por la mancha urbana y desaparecen.
Si bien hay ejemplos en Apodaca y Guadalupe donde las construcciones de las antiguas haciendas se conservan –Viejo Mezquital, Los Lerma- en Escobedo no es el caso.
"El problema es que no se preservan y no están registrados en algún catálogo. No están registradas y están en riesgo de desaparecer", critica el cronista Emilio Machuca.