Ellas suelen tener deseos incontenibles de adquirir ropa, zapatos, música… y ellos sienten una euforia y ansiedad por comprar dispositivos o aparatos electrónicos.
A la fecha, los manuales psiquiátricos no incluyen la compra compulsiva como una enfermedad; sin embargo, es muy parecida neurobiológicamente al juego compulsivo o ludopatía (incapacidad de abstenerse y detenerse en el juego), que sí está incluido en conductas adictivas.
Juan José Roque Segovia, director de Salud Mental y Adicciones del gobierno de Nuevo León, lo llama trastorno obsesivo compulsivo o adicción u obsesión a las compras que aparecen en estas temporadas decembrinas.
Mientras que la profesora Gabriela Orozco Calderón, de la Facultad de Psicología de la UNAM, indica que este tipo de compradores pueden llegar a sufrir de oniomanía.
En Nuevo León, un 6 ó 7 por ciento ha sufrido este padecimiento en algún momento de su vida, en base a los casos tratados en el año en el Estado, trastorno que afecta en todo el país.
"Ven algo que les gusta y lo compran, ven otra cosa y lo compran, y se hacen grandes acumuladores; el más complicado es el que compra, porque no aguanta la angustia de no comprar.
"Es diferente al que anda todo grandioso y feliz, porque ese disfruta estar compre, compre y compre, mientras que el otro (el obsesivocompulsivo) sufre porque no puede evitar el tener que ir a comprar. El ludópata está juegue y juegue y acá la persona está compre y compre", indica el experto.
La enfermedad es estacional, ya que influye por alguna razón los cambios de la estación conforme va caminando el año.
"En los primeros meses del año, de enero a abril puede aparecer y luego tiene una reactivación depresiva a la mitad del año y regularmente en esta etapa estacional otoño e invierno aparece la enfermedad.
"Lo hacen completamente fuera de la realidad y para cuando acuerdan ya desfalcaron a la familia o la empresa o al negocio o las finanzas familiares, a veces no les permiten dormir, andan hablando continuamente, no paran de caminar", describe Roque Segovia.
Por su parte, la especialista de Psicología de la Universidad Autónoma de México agrega que estos compradores sienten deseos incontenibles de comprar algo, tantos que llegan a experimentar ansiedad, y luego, Es más presente en la temporada decembrina al tenerlo llega una sensación de euforia, y de culpa hasta caer en depresión porque no hay recursos para pagar.
"Este comportamiento puede darse como una respuesta ante emociones primarias como venganza y aburrimiento. De hecho, se acentúa en épocas decembrinas", señala la académica.
La Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas indica que la adicción es una afección crónica y recurrente del cerebro, caracterizada por la búsqueda y uso exagerado de sustancias a pesar de sus consecuencias nocivas.
"Así, puede decirse que la compra desmedida se vincula con la adicción, porque la característica en común es la impulsividad, no poder detenerse, además de relacionarse con conductas antisociales y otras adicciones psicológicas.
"El diagnóstico incluye pensamientos intrusivos (involuntarios y que se convierten en obsesión), irresistibles y sin sentido por ir a comprar objetos que no se necesitan, lo que quita tiempo para otras actividades y altera ocupaciones sociales y familiares", comenta Orozco Calderón.
La profesora indica que la gratificación es inmediata y genera un estatus dentro de un perfil de personalidad neurótico, pues se busca el reconocimiento de los demás mediante la aprobación por tener ropa nueva y de marca, o el celular o tableta de última generación.
El placer de comprar
El comprador compulsivo no tiene límites para realizar sus compras e incluso se convierten en grandes acumuladores.
Este comportamiento puede darse como una respuesta ante emociones primarias como venganza y aburrimiento.