Dos de las carreras atléticas más antiguas en Guadalajara son el medio maratón del Atlas y las Crucitas de Tlaquepaque que se lleva a cabo todos los 3 de mayo por el día de la Santa Cruz.
En el Atlas Colomos se corrió la 26 justa deportiva y por primera vez los automovilistas no cooperaron como en otras ocasiones.
Un taxista, un camión y los usuarios del transporte público estaban como energúmenos, era la esquina de Pablo Neruda y Terranova, los nervios le ganaron a los conductores.
"Estoy perdiendo dinero y tiempo", gritaba el chofer del auto amarillo con azul y el pasajero le hacía segunda, "quién me va a pagar el dinero, yo tengo prisa" y le gritaban a un policía vial que los dejara pasar y que cortaran la carrera, en ese punto era el kilómetro siete de los 21 de la ruta.
Una competidora al ver los gritos y groserías de los transportistas decía "tengo miedo que arranquen y nos lleven de corbata. No es posible, los autos toman las calles de lunes a sábado, es domingo a las 8:30 y no nos dejan ni correr a placer, quieren las calles para ellos solos", argumentó mientras se hidrataba en el punto donde el comité organizador ofrecía agua.
A lo largo de la ruta fue pan con lo mismo. En avenida México y Golfo de Cortés los conductores se enojaban y más de alguno aceleró pese a las indicaciones de los policías viales, que resguardaban a los competidores que venían rezagados.
La carrera fue buena, pese a que al final el sol se hizo presente y mermó las condiciones físicas de los trotadores, quienes bajaron el ritmo por el calor que se sentía por la avenida Patria y Acueducto.
Por cierto, hubo muchas quejas de corredores a los cuales no dejaron entrar con sus hijos menores a la zona de entrega de medalla, con el argumento que sólo pasaban los que tuvieran número y chip, eso por nada provoca golpes, pues muchos competidores acostumbran hacer el último kilómetro con sus hijos para cruzar la meta juntos y ahora alguien dio una orden fuera de lugar, pues en medio de seis mil personas no era seguro dejar a los niños a la puerta de la hidratación final, pues corrían el riesgo de extraviarse.