El insomnio, constituye el trastorno del sueño más frecuente entre la población, se estima que hasta 40 por ciento ha padecido algún episodio de dificultad para dormir en algún momento de su vida, señaló el médico del IMSS en Jalisco, Rubén Santoyo Ayala.
De esta estadística, indicó, aproximadamente 15 por ciento sufre de insomnio crónico caracterizado por falta de sueño a la hora del descanso nocturno o por el registro de los llamados microdespertares a lo largo de la noche.
Alrededor de ocho por ciento de los pacientes con problemas de insomnio recurre a la automedicación y al abuso de somníferos los cuales además de crear dependencia genera tolerancia física, es decir que la persona va requiriendo de dosis mayores para conseguir el efecto narcótico.
Indicó que uno de los sectores que más recurre al consumo de medicamentos para dormir es el de adultos mayores, derivado de que la población mayor concilia hasta un 30 por ciento menos el sueño en esta etapa de su vida.
El especialista indicó que el insomnio va relacionado a una serie de factores de tipo externo o ambiental, como el consumo y abuso de alcohol, drogas, café y tabaco, así mismo se asocia a estados emocionales como estrés, depresión o ansiedad.
Otros problemas como la apnea del sueño y el síndrome de Pickwick en el que se acumula dióxido de carbono y se presenta una falta de oxigenación en el cuerpo van en aumento.
La incidencia de problemas de sueño asociados a la hipoventilación, estimó, es de alrededor del seis por ciento entre la población en general.
Indicó que la mala calidad del sueño está asociada a una serie de enfermedades crónico degenerativas y se estima que existen de 70 a 90 trastornos de sueño.
Una adecuada calidad del sueño, insistió, además de ser una actividad cerebral necesaria para el funcionamiento del organismo, constituye un mecanismo en el que se activan diversas hormonas como la del crecimiento, los estrógenos en las mujeres y la testosterona en el hombre que regulan prácticamente todas las funciones del ser humano.
El tiempo que una persona debe dormir varía conforme a la edad, por ejemplo un recién nacido puede requerir hasta más de 15 horas de sueño al día, en tanto un adulto alrededor de ocho horas diarias, y una persona de la tercera edad únicamente seis.