La Iglesia católica inicia este miércoles 10 de febrero la Cuaresma con la imposición de la ceniza, un ritual que simboliza para los fieles la humildad y la limitación del cuerpo como un ser finito.
La ceniza, que se deposita en la cabeza o en la frente, se obtiene de la quema de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior y significa el comienzo de la preparación que el católico realizará para la llegada de la Pascua.
El presbítero Eliezer Israel Sandoval Espinoza habló para TELEDIARIO Matutino explicando algunos datos sobre este acto.
"Este signo tiene mucha historia en la Iglesia, es una tradición bastante antigua, hablamos del Siglo IV en el que en la Iglesia romana ya se instaló la imposición de la ceniza para el inicio de la Cuaresma.
"De hecho la Iglesia, el miércoles de ceniza, pide que se haga un ayuno y que haya abstinencia de comer carne. Son signos que no han perdido su sentido, sino que nos ayudan en estos tiempos en los que, muchas veces, nos damos la oportunidad de muchos excesos", explicó el religioso.
El sacerdote señaló también que, de no recibir el signo, no existirían consecuencias graves; sin embargo, invitó a los ciudadanos a participar en el ritual.
"No es mágico, no te va a pasar nada si no tomas la ceniza, pero sí pido a la comunidad regiomontana que se disponga, ese sería el sentido, que tomen la ceniza con disposición para poder ir enderezando todo aquello en la vida que dejamos que se vaya por otro lado que no es el que Dios quiere", agregó.
Por otro lado, en la primera misa de este Miércoles de Ceniza en la Catedral de Monterrey, el arzobispo Rogelio Cabrera López dio un mensaje a los congregados en el que insistió en vivir este tiempo de reflexión y conversión.
"Que el pueblo católico reaccione, que todos entendamos que hay que cambiar, que el mundo no puede seguir así, que nuestra sociedad no está bien como la tenemos. Como dije en la homilía, es necesario ponernos límites, a nuestra superficialidad, a nuestros excesos de todo tipo, a nuestra actitud frente a los demás, al exceso de dinero, la tentación del robo, el maltrato a la gente", señaló el prelado.
Hizo también un llamado a las autoridades a trabajar y a los delincuentes a reflexionar sobre los daños que causan a sus víctimas, y dijo que hoy visitaría algunas cárceles de Nuevo León.
"Es una invitación a que nos cuidemos unos a otros y, claro, a lo mejor no soy nadie para decirle a los maleantes que hay que pararle, que no se puede seguir haciendo tanto daño a la gente. El robo a domicilio es muy doloroso, les cambia la vida, les quita la seguridad", añadió.
Aprovechó también para hablar de la visita del Papa Francisco y lamentó que se agotaran los boletos que le correspondían a la Arquidiócesis de Monterrey.
"Está todo repartido, me da pena que muchos no pudieron recibir a tiempo (los boletos), pero invito a la gente a disfrutar la presencia del Papa, a escucharlo, a verlo por los medios de comunicación y que cada uno tome lo que le haga falta. Yo pido que no estén repartiendo las palabras del Papa a otros, sino que cada quien tome lo que le toque: habrán palabras para nosotros, los sacerdotes y obispos; para quienes dirigen el destino del país, para el ciudadano de todos los días.
"Los invito a escuchar y a ser tolerantes, hay gente que no le parece nada, que no le parece que venga el Papa, que se molesta por lo que puede ocurrir en las ciudades donde estará presente, los límites que hay para el tráfico. Gracias a Dios esto no es todos los días, solamente serán tres días que ocurrirá esto en nuestro país", concluyó Cabrera López.
En las afueras de la Catedral se observaron elementos de la Policía de Monterrey y la Policía Turística resguardando la zona debido a la cantidad de gente que asistirá durante el día al templo.
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