Este año el altar principal de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Torreón, recibió a los danzantes con una leyenda que exhorta a pensar en quienes viven un momento de caos y desesperanza: “Bienvenidos hermanos, encontrémonos con la morenita para abrir nuestro corazón, dándole gracias y para pedirle por nuestros hermanos damnificados”.
Adentro los danzantes hicieron retumbar el templo con sus pasos y movimientos, abriéndose camino y formando eco hacia el altar mayor en un ambiente donde el olor a incienso y las familias que esperaban sentadas, le imprimían solemnidad al ritual.[OBJECT]
Afuera y sobre la avenida Juárez, el párroco Ernesto Mejía, lanzaba agua bendita como bienvenida a los caminantes que se desplazaron de oriente a poniente para dar inicio a una de las fiestas más populares, donde el catolicismo se fusiona con bailes tradicionales y elementos prehispánicos, como la llamada danza Azteca.
Imposible no atender la inscripción grabada en latín en la puerta principal de la iglesia: “Non fecit taliter omni nationi”, que en castellano equivale a decir que la virgen no hizo nada semejante por ninguna otra nación, o a ningún otro pueblo trató así.
El Papa Benedicto XIV, el 25 de mayo de 1754, confirmó el patronato de la Virgen de Guadalupe sobre la Nueva España desde Arizona y hasta Costa Rica, y promulgó la Bula que la aprobó como patrona de México, concediendo el hacerle misas y oficios.
Ernesto Mejía, sacerdote que oficia en la Iglesia de Guadalupe, considerada la más antigua de Torreón, indicó que tras años de vivir en incertidumbre, se debe dar gracias a la virgen morena, pues ahora se vislumbran otras oportunidades de vida para los habitantes de la región.
crc