Las mascotas abandonadas durante la pandemia han dado origen a jaurías en el municipio de Durango, situación que ya ha provocado ataques tanto en zonas urbanas como rurales, confirmó Amelia Salas, fundadora de Convida A.C.
De acuerdo con la activista, el número de animales callejeros creció de forma exponencial en los últimos años, lo que ha dificultado su supervivencia y propiciado la formación de grupos o manadas que actúan de forma agresiva.
“No es solo un tema de abandono o de animales en la calle, también es un problema de salud pública y de seguridad. Los animales ferales forman manadas que atacan en grupo, y eso ya representa un riesgo real para la población”, señaló.
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Salas explicó que uno de los factores clave es la falta de adopción responsable.
“La ciudadanía sigue comprando animales. Mientras el perro es cachorro, todo va bien, pero cuando crece y se vuelve más difícil de manejar o hay quejas de vecinos, muchos prefieren soltarlo a la calle porque ya no pueden alimentarlo o cuidarlo.”
La fundadora de Convida A.C. destacó que las zonas rurales son las más afectadas por este fenómeno.
“Ahí es donde el problema se extiende al ataque de ganado. Hemos recibido reportes de animales que actúan en grupo para cazar borregos o vacas, hasta acabar con ellos.”
Según indicó, estos grupos de animales ferales ya han sido identificados como una amenaza no solo para la fauna, sino para los habitantes de comunidades alejadas, donde los recursos para atender esta situación son limitados.
edaa
