De Estados Unidos a México: un golpe a la calidad de vida

Tras 16 años de un cómodo estilo de vida, una familia nuevoleonesa se enfrenta a una realidad distinta en su lugar de origen; las cosas, admiten, se ven muy diferentes

Después de 16 años de un cómodo estilo de vida y estabilidad, una familia nuevoleonesa se enfrenta a una realidad distinta en su lugar de origen.

Raúl Torres, su esposa y sus hijos, tienen apenas un mes de haber llegado a Monterrey repatriados desde Estados Unidos. Las cosas, admiten, se ven muy diferentes. Hoy hay nuevos edificios; otros ya no existen. La mancha urbana luce mucho más grande que antes y el tráfico se parece cada vez más al de la Ciudad de México. Es un choque.

Sin embargo, lo más duro para el jefe del hogar, quien se dedica a la soldadura, es la calidad de vida. En México no puede aspirar a un salario como el que tenía en la Unión Americana.

“Los sueldos son mucho menores de lo que pagan en Estados Unidos. Un soldador allá gana alrededor de 2 mil dólares, y aquí pagan 10 mil pesos por mes en las mejores compañías”, dice.

La mayor parte del tiempo habitaron en Corpus Christi, Texas. Pese a no ser profesionista, Raúl tenía un salario que le permitía mantener a su familia de manera digna.

En agosto pasado, a raíz del huracán Harvey el hombre perdió gran parte de su herramienta para trabajar. Incluso él, su esposa y sus hijos fueron trasladados a un refugio temporal.

“(Trajimos) lo que pudimos rescatar; lo que no, se perdió con el agua. El agua nos llegó hasta arriba de la cintura, echó a perder casi toda la herramienta”, lamenta.

No obstante, a la par solicitaron la ayuda del Gobierno Federal, que brinda apoyos para trasladar pertenencias sin cobro de impuestos.

Ya estando en Nuevo León, el Instituto Nacional de Migración (INM) y el Gobierno del Estado les otorgaron un cheque por 30 mil pesos para que inicien su propio negocio. Será un taller de soldadura y se ubicará en el municipio de Escobedo, precisa el padre de familia.

A pesar de ello, la ayuda de las distintas instancias gubernamentales parece no ser suficiente. Sus dos hijos mayores quieren continuar con los estudios de preparatoria que dejaron truncos en la Unión Americana, pero el costo de los trámites de revalidación de materias es excesivo para sus posibilidades actuales.

“Cuesta entre 600 y 800 pesos (revalidar) cada materia. Uno de mis hijos tiene que revalidar 21, son cerca de 18 mil pesos… es demasiado”, señala.

Y además de ello, un año de los estudios que cursaron en el extranjero se perderán.

Con el panorama complicado, la familia intenta ser optimista, pues está de vuelta en casa… aunque luzca irreconocible.

“Estamos adaptándonos y buscando posibilidades para que nuestros hijos más grandes sigan estudiando”.

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