Una historia de esfuerzo y sacrificio es la de la actual campeona gallo del Consejo Mundial de Boxeo, la gomezpalatina Yazmín “Rusita” Rivas.
Pero detrás de ella hay una mujer que la ayudó a salir adelante desde sus inicios en el deporte de las narices chatas y orejas de coliflor, quien la ayudó a librar todas las batallas, sobre todo bajo el ring, la señora María del Refugio Hernández, madre de la monarca lagunera.
¿Qué representa para usted ser la mamá de la campeona mundial? “Para mí representa algo muy grande porque ver a mi hija llegar a donde está, es para mí un triunfo también como mamá verla campeona como ella quería y sé lo que le ha costado llegar”
¿Cuál es la historia de Yazmín, que hizo para llegar a donde está? “Cuando tenía 11 años mi hija, le dijo a mi esposo que quería ir a entrenar, recuerdo que cuando tenía 9 años, ella decía que iba a ser campeona y nosotros pues nos quedábamos sorprendidos, su hermano fue boxeador profesional y no le creía porque estaba muy chiquita, era una niña. Pero ya cuando entró a sexto y entró los 11 años u quería ir a entrenar box, la llevaron para que se le quitara el gusanito, mi hijo Abel, boxeador él, me dijo que Yazmín no iba a aguantar las friegas”.[OBJECT]
¿Cómo se dio todo? “A los 13 años la metieron de profesional a mi hija y en su primera pelea ganó, hasta ella no sabía qué había pasado, y de ahí en adelante ahí sigue ella luchando arriba y abajo del ring”.
¿Ella es la campeona mundial, pero, no le duele cuando le pegan? “Me duele mucho cuando le pega, la gente me pregunta que si no duele cuando le pegan, claro que sí, me puede mucho porque es mi hija, pero cuando gana, también lo siento, siento mucho alegría por ella. La veo donde está ahora, y les puedo decir que sólo uno de madre conoce todo lo que le costó, todo lo que pasó.
¿En las buenas se está, pero es más importante el abrazo se su madre en las derrotas? “Ahí estábamos siempre con mi hija, ganara o perdiera, hay veces que la veíamos desesperada que no tenía peleas, o unas las perdía, había veces que quería uno que mejor se dedicara a otra cosa, pero eso es lo peor, al contrario, la alentábamos a salir adelante”.
¿Orgullosa? “Me siento sumamente orgullosa de ella, campeona o no, siempre será mi hija y ella como sus hermanos, lo quiero mucho”