Es la segunda ocasión que Robert Dante Siboldi es presentado como entrenador de Cruz Azul. Y otra vez en un momento de crisis.
Hace poco más de una década, en mayo de 2009, su presentación se dio en medio de la emergencia sanitaria por el virus de la influenza H1N1, por tal motivo la conferencia se dio afueras de la sala de prensa, con todos los asistentes ocupando cubrebocas, incluido él, Guillermo Álvarez Cuevas y Eduardo de la Torre, quien vivía los últimos días de su primera etapa como director deportivo de La Máquina. Su paso fue anecdótico, pues apenas dirigió dos partidos y no evitó que el equipo quedara en el último lugar de la tabla y que perdiera la final de la Concachampions.
Ahora, en esta ocasión no hay alerta sanitaria, pero sí un Cruz Azul sumergido de nueva cuenta en la incertidumbre; no en un estado tan deplorable como en ese Clausura 2009, pero sí con esa sensación de que ha dado un giro muy drástico en el proyecto deportivo. Porque los protagonistas que comenzaron este semestre se marcharon en el lapso de cinco días: primero Pedro Caixinha, cesado el lunes en la dirección técnica, y luego Ricardo Peláez, quien renunció ayer como director deportivo.
“Tenemos una hoja en blanco que vamos a tratar de construir con nuestra historia; entiendo que hay una historia atrás que respalda la grandeza de la institución, pero de aquí en más yo no quiero que los jugadores carguen con esa mochila, sé que saben lo que representa esta institución, pero no pueden cargar mochilas ajenas, sino las propias”, dijo el uruguayo ya como nuevo estratega del conjunto celeste.
Y así llega Robert Dante Siboldi para tratar de rescatar un torneo al que aún le queda mucha cuerda por delante (10 partidos por disputar). Y lo hace bajo el cobijo del brazo duro de la directiva, ese que estuvo ausente muchos años por diversos temas en la Cooperativa, pero que ahora está de regreso para tomar el control de La Máquina.
Los que nunca se fueron
En la sala de prensa aparecieron las figuras de Víctor Garcés y Alfredo Álvarez Cuevas, no estaba Guillermo. Ellos se convirtieron, así a bote pronto, en el rostro de este nuevo proyecto deportivo de Cruz Azul. Como antaño, tanto el hermano como el cuñado de Billy Álvarez tomaron el protagonismo y se presentaron, de nueva cuenta, en sociedad como los vicepresidentes del club.
Así como hace más de una década, tanto Víctor como Alfredo vuelven a tener injerencia en el equipo, incluso con un poder de decisión al mismo nivel de Guillermo Álvarez.
“Estuvimos ausentes, pero no nos fuimos en definitiva para no estar al pendiente de todo lo que pasaba en nuestra organización; yo creo que fue un paréntesis en el que se tuvieron que atender ciertas responsabilidades, pero ahora, en razón de las exigencias y las circunstancias nuestro regreso se debe a razones naturales y necesarias para poder enfrentar los retos de Cruz Azul. Desde toda la vida soy Cruz Azul y nunca he estado ausente”, explicó Alfredo.
Sí, en este Cruz Azul todo quedará en familia, otra vez.
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“Garcés no tiene facultad”
José Luis Nassar, abogado personal de Guillermo Álvarez Cuevas, declaró que Víctor Garcés está asumiendo como vicepresidente del Cruz Azul sin tener las facultades para hacerlo.
“Uno de los requisitos es ser socio de la Cooperativa y él ya no lo es porque fue inhabilitado”, dijo Nassar, quien además agregó que si Garcés firmó el contrato de Robert Dante Siboldi, sería ilegal.
El litigante también aseveró que en los próximos días Guillermo Álvarez Cuevas fijará su posicionamiento sobre el tema de Víctor Garcés y el equipo.
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