Las luces del Teatro Julio Prieto se apagaron y Héctor Bonilla, Alejandro Camacho, Patricio Castillo y Pablo Valentin salieron para interpretar una última vez Los mosqueteros del rey; durante la velada, estuvieron acompañados por Silvia Pinal y Rafael Sánchez Navarro, quienes develaron la placa de 100 representaciones y destacaron su trabajo actoral.
“Perdonen tanto abrazo pero los quiero a todos, gracias por dejarme subir. Yo me siento muy orgullosa y muy contenta; te encuentro a ti (Sánchez Navarro), te conozco desde niño, desde que decías que no querías ser actor (risas); Bonilla, mi actor predilecto, qué gusto disfrutarte; a todos tengo algo que decirles, es un placer verlos trabajar, me voy con un sabor de boca muy sabroso, me voy queriendo al teatro y me voy queriéndolos a ustedes”, dijo la actriz
Mientras que el padrino mencionó:
“Me da mucho gusto estar aquí, todo el grupo que acabo de ver es maravilloso. A los 15 años tuve el privilegio de conocer a Pato y Bonilla, fueron un ejemplo para mí y con el paso de los años creció la amistad”.
En seguida, dedicó unas palabras más a don Héctor, le agradeció por acompañarlo en el camino desde que murió su padre y subrayó que como actor ha dejado una huella importante en el país.
Ataviados en trajes negros, siguiendo la dramaturgia y dirección de Manuel González Gil, los actores tratan de dar inicio a la obra, el problema: una serie de incidentes y su mala memoria impiden que relaten la historia de la célebre novela de Alejandro Dumas; cada uno hace su intento y envuelven al público en una divertida rutina.
Así, con lo que se consideraría una obra de teatro dentro del teatro y a partir del juego del error actoral, hacen un homenaje al humor blanco, a la amistad y solidaridad entre los hombres, así como al trabajo en compañía; son estos temas los que hicieron que la UNESCO diera su apoyo a la versión original de Argentina en 1991.
Poco a poco, transportan al auditorio a 1626, en aquella Francia defendida por los mosqueteros: Bonilla como Phortos, Camacho como Athos, Castillo como Aramis y Valentin como D'Artagnan, en momentos se presentan hasta con capa y sombrero, con espada o micrófono para cantar y bailar al estilo de un musical; pero las complicaciones se incrementan hasta el momento donde deben tomar una decisión radical sobre la obra.
Los histriones mantuvieron al público riendo y aplaudiendo, incluso cuando estaban detrás de bambalinas y únicamente se escuchaba su voz; chistes, referencias con sabor mexicano y equivocaciones irreverentes aderezan el espectáculo. Hasta el nombre de Silvia Pinal salió en el libreto, lo que le provocó una suave risa; para concluir con un video en homenaje a comediantes desde Chaplin hasta Cantinflas.
La puesta en escena se presentará el próximo 18 de mayo en Teatro Las Torres, además, próximamente anunciará una gira por la República Mexicana.
DIGL