Shorts, lentes de sol y sombreros empezaron a asomarse por las inmediaciones del Parque Trasloma desde temprano para disfrutar de una tarde de música en el Festival Anagrama. Los buenos ánimos de los jóvenes, que fueron la mayoría de los presentes, se vieron agrandados por el clima. Corría el viento y, si bien había un fuerte sol, la gran cantidad de nubes ayudó a que fuera más que llevadero.
Los más tempraneros aprovecharon para comer algo y sentarse en el pasto, eso sí, las bandas más pequeñas no estuvieron solas, ya que sus escuchas se pararían de su reposo temporal para acercarse al escenario cuando sonaban las primeras notas. Cabe decir que la oferta gastronómica era muy buena, con la presencia de restaurantes de calidad y de moda en la ciudad, como Lupes BBQ, Palreal, Chancho o Garna Xang. En esas primeras horas de la tarde fue muy fácil conseguir comida, ya que los restaurantes llevaron una selección de su menú que lograba que no se tuviera que esperar más de un par de minutos. La zona de comida se convirtió en una verdadera zona de encuentro y relajación, además que una gran pantalla permitió saber qué pasaba en los escenarios Torres 10 y Corona.
La verdadera afluencia de gente llegó alrededor de las cinco de la tarde, sin faltar, claro, la foto obligada delante del arco que rezaba el nombre del festival.
En la zona de los escenarios más grandes, AJ Ávila presentó un energético set y agradeció a los asistentes en su primera ocasión en la ciudad. Diez minutos después, el pasto frente al escenario Levi's, más alejado del resto, se convirtió en una pista de baile con el dueto Wet Baes, un baile con buena vibra y chill que fue perfecto para la hora y para reservar la mayor energía posible para los actos más grandes.
Little Jesus salió un par de minutos antes de su hora establecida. Con trajes de diferentes colores, en tonos cafés, verdes y amarillos, la banda parecía proveniente de otra época. "Nos encanta estar en Guadalajara", agradecieron y fueron correspondidos con numerosos aplausos, "en la Perla Tapatía, casa de las Chivas", anuncio que fue recibido con menos ánimo.
Cayendo la tarde, por las 19:00 horas Ra Ra Riot comenzó su turno puntual en el escenario principal, y su sonido indie rock puso atentos a los asistentes desde el primer momento. Agradecieron por la positiva respuesta y recordaron la gran experiencia que tuvieron "hace tres o cuatro años en que visitamos por primera vez Guadalajara".
Los dos escenarios principales estaban uno al lado del otro. El tercero sin embargo estaba a distancia y habría que caminar prácticamente lo que dura una canción. Pero ese trayecto era interesante, por una parte cruzabas otra área de alimentos y un apartado se venta de artículos diversos, desde libretas, ropa, dé firmas independientes.
Allá Lione dio vuelo a las tornamesas y aunque no fue el escenario más asediado, sí fue la oportunidad de muchos para imprimirle fiesta a la noche con las mezclas de sus exponentes. Y como es frecuente en estos festivales, la congregación de amigos era la constante. Caminar de un lado a otro y ver reuniones efusivas de amigos, "hace mucho que no te veía" era una de las frases más comunes a escuchar. Y caminabas con cuidado de no aparecer al fondo de las selfies o las fotos de grupo. La coordinación entre los cambios de escenario fue otro detalle a destacar en Anagrama, la logística para mantener activa la noche, sin esperas, música sin pausa.
Así con poderosos riffs Young The Giant arribó a continuar la misión. Sameer a la voz, demostró sus dotes de showman entregándose al público en cada canción. Los patrocinadores además tenían algunas carpas con oportunidades para divertirse un rato, hamacas e incluyó columpios. "Estamos muy honrados de estar aquí" proclamó Sameer antes cantar "Titus was born" de su más reciente placa Home of the strange. Fue "Cough Syrup" una de las canciones más celebradas, llamando a los asistentes para acompañarlos alzando los brazos y aplaudiendo al ritmo. Y su atuendo blanco tuvo algo de color al ponerse un saco plateado y brillante e interpretar "Silvertongue" y cerrar con "My body", dejando a la audiencia con la energía al tope.
Enseguida tocó el turno del hip hop con el rapero Mac Miller arribando con su éxito "Cinderella" y logrando una nutrida audiencia que siguió paso al paso sus instrucciones al momento de levantar brazos y brincar al ritmo. "100 Grandkids" ya pasando diez minutos desde su llegada, tenía el lugar lleno y su contraste en el cartel sin duda que bien recibido. La coordinación entre los raperos y el DJ que le acompañaba en el escenario lo convirtieron en uno de los actos más sobresalientes de la noche. "¿Guadalajara cómo se sienten?. A la cuenta de tres los quiero ver brincando" antes de "Insomniak", feliz de la respuesta. "Gracias por tenerme aquí, es un verdadero honor" platicó sonriente. "Dang!" fue uno de los temas más disfrutables con destellos funk y un toque de R&B que ligó a "Stay" de tono más romántico.
Mientras que "Break the law" y "Weekend" fueron otros momentos que despertaron olas de baile en los presentes. "Hace un mes estuve en la ciudad de México y ustedes son 100 veces más fuertes. No estoy hablando mal sino que estoy feliz de estar en Guadalajara" dijo agradecido a momentos de su salida con "God is fair/Sexy Nasty" como uno de sus temas de cierre, así como el grito "Fuck Donald Trump" con el que recibieron una esperada ovación. Pero el tiempo los alcanzó y cerraron veloces porque Crystal Castles ya estaban listos. Un estruendo electrónico y los saltos de Edith Frances dieron el toque de inicio para sus sonidos experimentales. Y si bien Ethan Kath, el cerebro detrás de todo ejecutaba de manera sobresaliente, su compañera fue un torbellino en escena, una comunión entre ambos y el baterista que dejaron hipnotizados a todos con su propuesta electrónica por la siguiente hora en donde el baile sin pausa es la descripción.
GPE
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