En la década de los 70 las vedetes eran dueñas de la noche. Los principales centros de espectáculos en México vibraban con las curvas y los sensuales bailes de mujeres como Olga Breeskin, Lyn May, Rossy Mendoza, Wanda Seux y la Princesa Yamal.
Pero, ¿qué fue de ellas cuando el telón se bajó y su trabajo, aunque inmortalizado en una época, perdió vigencia?
María José Cuevas atesora sus memorias de la infancia, cuando las vedetes acaparaban las marquesinas de teatros de revistas y las pantallas de televisión. Siendo adulta la vida le regaló la amistad de la Princesa Yamal y al mismo tiempo le abrió las puertas del cine; ahí surgió su compromiso con Bellas de noche, documental que las retrata.
“Hace 10 años conocí a la princesa Yamal y nos hicimos muy amigas. Un día me invitó a cenar a su casa y, de regalo, de pronto salió vestida de vedette y me hizo un show. Me dijo: “Hace 40 años no hago esto y me nació hacerlo”, narró María José. El proceso de búsqueda de las demás figuras que aparecen en la película surgió en los ocho años siguientes.
Para la Princesa Yamal desempolvar su vestuario y menearse con soltura fue una manera de agradecerle a la creativa su carisma, y aunque hay nostalgia de la época asegura que aprendió a renovarse y dejar atrás la fama.
“Dicen que recordar es vivir, es bonito pensar en cuando éramos jóvenes, porque los años cobran, ya no eres la misma de 30 años atrás. Queda la gente que te quiere y eso es lo padre, vamos a ver qué opina la gente de cada una de nosotras, yo me siento contenta”, declaró vía telefónica desde su casa en Acapulco.
“Cada cual se retira para que quede la magia, que no te vean envejecer ni dar lástima. Que te vean bonita. Los reflectores no los extraño, estoy viviendo otro momento en la vida, con mi hija y mi nieto, metida en cosas que me gustan, como la alineación de la energía”, agregó la Princesa Yamal. Rossy Mendoza recuerda como su mejor época cuando su nombre ocupaba la marquesina del Teatro Blanquita y podía lucir sus abrigos de piel y caminar por la calle ataviada en piedras preciosas. “Nosotras teníamos como 15 abrigos cada una. Podíamos andar con nuestros anillos de brillantes, collares de centenarios y cargadas de oro, esmeraldas, zafiros, rubíes… Podíamos andar en nuestro carro último modelo a deshoras de la noche y no nos pasaba nada”, dijo.
“Cuando tenía mucho trabajo me retiré para hacer cine. Tenía muchas propuestas, pero también el cine dio un cambio. Así es la vida, nada es estático, aunque uno piense que va a durar para siempre; si uno se queda instalado en el pasado los nuevos vienen empujando”, agregó Rossy.
Bellas de noche retrata el presente de las vedetes; cómo viven en la actualidad y cómo consiguieron reinventarse para escapar de los prejuicios y los tabúes. “Ellas están tan lejos de todo el esteriotipo prejuicios, como los de la edad, los de la prensa amarillista… son lo opuesto a lo que creemos. La película trata del privilegio que tuve al conocerlas desde otro ángulo. Una mirada cómplice de mucho respeto y cariño”, dijo Cuevas.
CLAVES
EN DIFERENTES PANTALLAS
El documental tendrá su estreno en México en octubre por Cinépolis, y hoy llegará al festival de Toronto como la única cinta latinoamericana en exhibición.
“Que esté en Morelia y en los festivales nacionales me dejan en mi zona de confort, presentando una película de personajes íconos de la cultura popular, de alguna manera nos reconocemos en ellos, pero llevarla a un público extranjero… ahí está el reto”, dijo la directora.
En el documental reaparece Olga Breeskin.