Con una imagen sutil, en pocos segundos la película Cigüeñas aboga por las familias diversas, mensaje que va más dirigido a los adultos que al público infantil, considera Luis Gerardo Méndez, quien da vida a Junior, la cigüeña protagonista.
“La película tiene una postura muy clara. Los niños no se cuestionan estas cosas y los padres se hacen demasiadas ideas en la cabeza. Esta película plantea la reflexión de qué significa ser familia; yo pienso que la familia es la que ama y la familia es la que cuida, la que provee y la que está, punto. No es mamá y papá, puede ser mamá y mamá, papa y papá, abuelo y niño”, dijo Méndez.
Luis Gerardo destaca que el discurso de la película está enfocado a más amor y menos odio y no cuestiona lo correcto y lo incorrecto: “¿A quién le importa?”.
La cinta transcurre en los tiempos en que las cigüeñas dejan de repartir bebés para dedicarse a la mensajería por internet, pero por un error de Tulip, personaje que protagoniza Higareda, se crea un bebé que debe ser entregado antes de que el jefe se dé cuenta de que existió.
“El mensaje es la familia. Muchas veces pienso en qué pasa si una mamá pierde al esposo y terminan dos amigas criando a un bebé, ¿a poco la gente lo va a cuestionar? Creo que es una postura de respeto y tolerancia que se plantea sutil en la película, el resto es la aventura de dos personajes tratando de entregar al bebé y dos padres super trabajadores que no le ponen atención a su hijo”, dijo Martha.
Los actores se sintieron conmovidos también por los problemas comunes de los padres primerizos, pues sus personajes experimentan la fatiga, los desvelos y la incertidumbre de saber qué desea el bebé cuando llora.
“Cualquier persona que haya estado cerca de unos padres primerizos va a llorar de la risa. El proceso de no poder dormir, no saben si se hizo pipí o tiene hambre, no saben cómo tratarlo y se vuelve muy divertido”, dijo Luis Gerardo.
Pese a que ninguno de los dos es padre en la vida real, ambos fueron tocados por la historia y no esconden el deseo de serlo más adelante, siempre y cuando las condiciones se acomoden.
“Me lo cuestiono desde hace muchos años, pero es una decisión que hay que pensar muy bien. Hay que hacerse el tiempo, siempre he pensado que si voy a tener un hijo, voy a tomarme un año sabático, porque es complicado, tengo amigas actrices a las que admiro porque están en el set y van al camper a dar pecho, después van a entrevistas”, dijo.
PROCESO DE DAR VOZ
Tanto Martha como Luis Gerardo experimentaron la sensación de que su personaje se apoderó de ellos en el proceso de prestarle voz en la cabina: “Tienes que ser muy respetuoso de lo que hicieron en Estados Unidos”, dijo Martha, quien puso mucho cuidado en que su voz se acoplara a los movimientos de la animación.
“Se trata de escuchar al director y después de unas horas te descubres creando esta voz que le prestas al personaje. Me decían: no sabíamos que eras tú”, agregó.
Para Méndez meterse a la cabina es una de las experiencias más divertidas que le permite la actuación; sin embargo, el reto está en conjuntar la energía de todo su cuerpo en la voz: “Se vuelve muy lúdico, te vuelves un niño otra vez y si el personaje se está cayendo de un precipicio, gritas, corres y saltas con él, tienes que estar energéticamente con el personaje. Vas encontrándolo a lo largo del doblaje. Es interesante, como actor tu instrumento de trabajo es tu cuerpo, expresas con ojos, movimientos y voz; acá toda esa energía está solo en la voz”, dijo.
