El musical El Rey León cumplió a cabalidad su promesa de lograr que personas que viven en condición de autismo o con alguna sensibilidad sensorial pudieran disfrutar de su magia.
Familias procedentes de varias partes de la Ciudad de México y la República Mexicana se asombraron con la escenografía artesanal, las máscaras y los entrañables puppets que recorrieron el escenario.
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Los pequeños, que al arranque de la puesta en escena estaban un tanto inquietos, pusieron su atención en los bailarines, ataviados con coloridos vestuarios. Sin embargo, para evitar que estuvieran expuestos, el teatro se adecuó, principalmente en aspectos técnicos: no hubo luces estroboscópicas, la sala no se oscureció totalmente y el volumen del audio se mantuvo bajo.
Niños, jóvenes y adultos disfrutaron las escenas y los diálogos sin modificación alguna, incluso la duración fue la misma que en una función regular, dos horas y 45 minutos. El personal del inmueble se mostró atento a cualquier requerimiento de los presentes. Solo algunas personas prefirieron tomar descansos y para ello se adecuaron zonas más tranquilas.
Esta función fue una colaboración entre OCESA y la asociación civil Iluminemos de Azul que espera con este ejemplo que se fomente la inclusión. Caminando por los pasillos se observaron voluntarios dando indicaciones y pendientes que todos los invitados a presenciar la aventura de Simba, entre ellos el Secretario de Salud José Narro y sus nietos, estuvieran cómodos.
DAPR
