Espectáculos

Una noche para la historia: el 'Duelo de Acordeones' estremeció a los laguneros

'Los Invasores de Nuevo León’, 'Cardenales de Nuevo León’ y ‘Pesado’ se enfrentaron en un escenario convertido en campo de batalla musical.

En el Coliseo Centenario de Torreón, los sonidos del acordeón se convirtieron en protagonistas de una velada cargada de nostalgia, fuerza y pasión norteña.

Tres titanes del regional mexicano ‘Los Invasores de Nuevo León’, ‘Grupo Los Cardenales de Nuevo León’ y ‘Pesado’ se enfrentaron en un escenario convertido en campo de batalla musical, y cumplieron su promesa: fue un duelo inolvidable.

Desde temprana hora, cientos de fanáticos comenzaron a llenar el recinto. Las filas serpenteaban los alrededores del Coliseo y las camisetas con nombres de agrupaciones legendarias ondeaban como estandartes de guerra, además de los sombreros y las botas.

Se hablaba en los pasillos sobre cuál grupo “ganaría” el duelo, aunque todos sabían que el verdadero triunfo sería para los oídos.

El rugido del primer acordeón

Poco después de las nueve de la noche, las luces se atenuaron y el primer acordeón comenzó a llorar su melodía.

Los acordes de Belleza de Cantina anunciaron la llegada de Los Cardenales de Nuevo León. Cesáreo Sánchez, carismático y entregado desde su silla de ruedas, conectó de inmediato con el público.

Era el inicio de una gran velada donde los recuerdos se mezclaron con el amor y el desamor, mientras que la gente cantaba a todo pulmón y una que otra pareja bailaba.

Los Cardenales de Nuevo León se despidieron de su público lagunero con la promesa de volver una vez más y el líder de la agrupación alzó su sombrero para agradecer todo el cariño.

Invaden Torreón

Los Invasores de Nuevo León tomaron el escenario con la seguridad que da una trayectoria de más de cuarenta años. Javier Ríos, con su presencia inconfundible, dirigió a su grupo a través de clásicos que hicieron vibrar al público: Laurita Garza, Aguanta Corazón y Playa Sola, fueron coreadas con la fuerza de más de tres generaciones enteras.

Era evidente que los asistentes no sólo escuchaban las canciones: las vivían. Muchos cerraban los ojos al cantar, otros alzaban sus cervezas en alto como brindis a los recuerdos que cada tema evocaba.

Cierre de oro y muy pesado

Y cuando parecía que la emoción no podía subir más, se sintieron como confesiones íntimas gritadas a todo pulmón y después del estruendoso arranque con los acordes de un tema de RATM, fue el turno de Pesado.

Beto Zapata, con su voz potente y rasposa, se adueñó del micrófono como si hablara directamente al corazón de cada persona en el lugar.

Mi Primer Amor, A Chillar a Otra Parte, Ojalá Que Te Mueras y Te Quiero, Te Amo provocaron una oleada de emociones que iba del canto desgarrado al baile entre parejas abrazadas.

Pepe Elizondo, al bajo sexto, no se quedó atrás y demostró por qué Pesado sigue siendo uno de los grupos más queridos por el público norteño. El dueto Zapata-Elizondo ofreció un set sólido, vibrante y profundo, además de saludos de grandes artistas como Miguel Bosé y Alfredo Olivas, además de tener como invitado en el escenario al mismo Javier Ríos de Invasores de Nuevo León.

Gran velada

El Coliseo se convirtió en un gigantesco salón de baile improvisado. Algunos reían, otros lloraban, pero todos cantaban. Las letras de los Cardenales tocan fibras sensibles, mientras el ritmo norteño empujaba los pies a moverse sin remedio.

Más que un concierto, lo vivido en el Coliseo Centenario fue una auténtica celebración de la música norteña. Cada agrupación entregó el alma sobre el escenario, y el público respondió con el mismo fervor. Hubo momentos de euforia, de nostalgia, de alegría pura y de recuerdos compartidos.

El ‘Duelo de Acordeones’ se selló como una de las noches más memorables del año. No hubo vencedores ni vencidos, sólo una multitud agradecida por haber sido testigo de un encuentro irrepetible entre tres leyendas que siguen marcando el rumbo de la música regional mexicana.

Porque al final, cuando el último acordeón se apagó, todos sabían que habían ganado: el corazón, la memoria y el amor por un género que sigue más vivo que nunca.

aarp

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Alejandro Castañeda Alvarado
  • Alejandro Castañeda Alvarado
  • Reportero de a pie; egresado de Ciencias de la Comunicación de la FCPyS -UAdeC. Criado entre La Laguna y Zacatecas; hincha de Santos, músico frustrado y contador de historias desde la trinchera del periodismo.
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