Miles de personas, en su mayoría jóvenes disfrutaron de la primera edición de la Kermes, una verdadera fiesta llena de todo el folclor y la esencia mexicana.
Desde tempranas horas y a pesar de la lluvia ligera, los asistentes comenzaron a llegar a casa Victoria para disfrutar del sinfín de atracciones y actividades que fueron montadas para entregar un día de diversión, música y ambiente arrabalero.
Inflables, toro mecánico, jenga, serpientes y escaleras, lotería gigante, juegos como tiro al blanco, dardos, tiro con escopeta, canicas y juegos mecánicos, dieron el toque perfecto para una tradicional kermes.
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Sin embargo, fue el registro civil la atracción que más afluencia presentó pues durante la jornada, cientos de parejas contrajeron matrimonio de manera simbólica. La boda incluyó fotografías oficiales, anillos, y por supuesto acta de matrimonio.
La Kermes fue completada con una gran variedad de puestos que ofrecían un surtido de antojitos mexicanos, dulces típicos, botanas, chucherías, postres y bebidas, en su mayoría alcohólicas.
Pronto se esfumó la lluvia pero no así el cielo nublado lo que propició que la alberca fuera clausurada, a pesar de esto se vivió una velada muy fresca y amena.
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Otra de las atracciones que más llamó la atención fue el ring de lucha en donde entre banda y banda luchadores profesionales y amateur hicieron gala de sus mejores llaves, y maromas.
Al ambiente fue arrabalero y de fiesta y es que la música, uno de los platillos principales fue completamente armoniosa con la kermes, DJ, pusieron el mood guapachoso mientras que Los Papayas de Celaya pusieron a todos a bailar con su estilo norteño banda así mismo Sonido Satanás con su electrocumbia.
La sorpresa de la noche fue Lyn May quien se robó las miradas con un diminuto atuendo de barbitas que no dejaba nada a la imaginación, menos aún con sus sensuales contoneos de cadera y rápidos movimientos de hombros.
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"Oe oe oe, Lyn May, Lyn May" coreaban los asistentes a lo que la vedette correspondía con movimientos aún más sensuales y provocativos, besos y palabras de amor. Su "show" duró poco pero bastó para cautivar a las miles de personas que se reunieron a verla.
Fue el turno entonces de Silverio quién entregó hasta la ropa pues fiel a su estilo de electrónico y vulgar, terminó sólo con su famosa tanga roja.
Jonaz, de A band Of Bitches recién toma el escenario y aún falta el plato fuerte de la noche, Su Majestad Banda El Mexicano.
SRN