Esta noche, Aída Cuevas celebrará cuatro décadas de interpretar la música ranchera en el Teatro Metropolitán; sin embargo, llegar a este momento “no ha sido fácil “ básicamente por “la nula difusión” que el género ha sufrido desde hace más de 20 años, y que provocó que muchas de sus compañeras desertarán.
No obstante, la intérprete quien al escuchar a Antonio Aguilar cantar “supe que la música mexicana era lo que quería interpretar cuando empecé mi carrera”; ha sorteado cuanto obstáculo se le ha presentado en el camino.
Pero de igual forma ha sabido aquilatar las oportunidades, de ahí que lo mismo supo hacer mancuerna, e incluso amistad con Juan Gabriel, que apreciar el apoyo que recibió de Emilio Azcárraga Milmo, y adaptarse a los cambios que ha tenido la industria para mantenerse en la música vernácula.
¿Qué pasa con la música mexicana, no hay compositores, no hay canciones o no hay intérpretes, pues en el pasado Grammy Latino no hubo inscripción en esa categoría?
Sí, sí hay todo. Lo que no hay es difusión, y si no hay difusión, quién se va a encargar de la música ranchera. Pero eso no es de ahorita, es de hace 20 años, que la música mexicana ha venido en decadencia, que se le ha dado prioridad a otros géneros, que han dicho que la música representativa de México son las bandas o los norteños, menos el mariachi.
¿Cómo has hecho para permanecer vigente en la música, sosteniéndote en el género, porque hay muchos que han cambiado de género porque la música de mariachi no es apoyada?
Sí, de todas las cantantes que había, solo nos queda Doña Lucha Villa, aunque retirada; y también muchas que estaban antes que yo, como Rosenda Bernal, una gran cantante, y Beatriz Adriana, solo que quizá con menos promoción o actividad. Creo que el que no haya difusión, las desanimó, y les doy la razón, porque no había trabajo, era escaso. En mi caso, gracias a Dios no fue así, no me puedo quejar porque nunca he dejado de trabajar, siempre he tenido un disco que sacar, algo de promoción; con todo y lo difícil que es, pero sigo aquí.
¿Has vivido de la música ranchera?
Sí, bendito Dios, yo le he dado de comer a mis hijos de la música.
La música ha evolucionado en función a los avances de la tecnología, ¿cómo te has adaptado a esos cambios?
Ha sido una transición porque cuando yo empecé a grabar mi primer disco, lo grabé en un día, diez temas; y además el mariachi acompañándome porque en ese entonces nada de pistas. En el segundo disco fue algo más preparado, hicimos las pistas y luego metimos la voz; en el tercer material, que fue con el maestro Armando Manzanero, aprendí muchas cosas, lo que era meterse a un estudio de grabación, y que las pistas, el tono, el arreglo y meter la voz.
El siguiente fue un proceso más elaborado, nos llevamos un año y se llamó Aída Cuevas le canta a Juan Gabriel, fue un discazo de diez temas inéditos que me regaló y me produjo él. Fue algo fuera de serie; y siempre he tenido disposición de adaptarme y de aprender lo nuevo porque es la forma de que también estés presente.
¿Cómo nace tu amistad con Juan Gabriel, él era muy selectivo, no?
Él era así en lo personal y también en la profesión, él decía a ésta si la grabo y a ésta no. Punto. Yo tuve la oportunidad de que me grabara, pero también de conocerlo como amigo, como ser humano, como un hombre fuera de serie, y después se hizo mi compadre; y la relación nace del disco que te menciono. Él me busca por medio de la disquera para la cual grababa, que era Discos Melody; me busca y le caigo bien.
Tiempo después le pregunté: ¿cómo supo usted de mí?
Y me dijo: ‘En Siempre en Domingo, mi reina’, la vi un día cantar y dije: a esta niña le voy hacer un disco; y empecé a componer para usted’.
Además, investigó mi vida. Mi ex-marido era poblano y me escribe “Ojos poblanos”, “Te doy las gracias”, “Quizás mañana”, “Ahora que te vas”… todas tenían que ver algo conmigo. Eso fue un privilegio.
Y muchos años más tarde le hago un homenaje que se llama Aída Cuevas, totalmente Juan Gabriel, y le encantó, me dijo: ‘Mi reina está hermoso, desde el diseño, las fotos, todo; ahí le van 40 canciones para que me haga otros’; y esa es mi tarea, la encomienda que me dejo el maestro.
Además me dio 6 inéditos; y me dijo cómo quería que los grabara, nos pasamos 15 días en su casa y él teniendo el tiempo para escoger canción por canción.
Ahora que él ya no está, ¿seguirás con el encargo, no hay problema con su heredero, porque él te lo dijo de palabra, no?
A Iván (hijo de Juan Gabriel) lo han tachado de muchas cosas, pero solo está cumpliendo la voluntad de su papá, pero eso la gente no lo entiende. Yo voy hacer el material que quedamos y en cuanto lo tenga terminado, se lo vamos a presentar.
¿Quién te descubrió?
Alejandro Barragán de la Vega, un productor que tenía la XEW, donde empiezo mi carrera, y después quien me da la patada de la buena suerte es Guillermo Ochoa, el periodista, a quien quiero mucho; y después Juan Gabriel, pero quien me apoyo al cien en mi carrera televisiva fue el señor Emilio Azcárraga Milmo.
¿Le gustaba la música mexicana?
La fascinaba. Mmm era, bueno…, yo no creo haber conocido gente que amé tanto a su país, como él. Se sentía orgulloso de sus raíces... Sus restos están abajo de la Virgen de Guadalupe en la Basílica.
El señor siempre se portó muy bien conmigo, fue un hombre que me quería ayudar y que quería impulsar la música mexicana. Me iba a dar un programa tipo Noches tapatías, cuando viene lo de su enfermedad, y ya no se pudo.
¿Cómo es tu relación con los compositores?
Conocí a Tomás Méndez y fui su intérprete, ya al final de sus años, me llevo de gira en el interior de la República y me presentaba como su nueva intérprete. Claro, cantaba yo “Cucurrucú paloma”, “Huapango torero” y todas las canciones de él; una vez me dio un tema muy bueno, ya lo iba a grabar y me lo quito y se lo dio a Vicente. Yo lo entendí, porque yo empezaba la carrera.
Después Manzanero fue mi productor de dos discos, él me regaló un tema ranchero “Te vas para tu casa”; y después viene Juan Gabriel con quien hago una mancuerna muy bonita, claro él tenía a Rocío Dúrcal como intérprete, pero yo hice dos temporadas de dos meses consecutivos en el Patio. Tuvimos llenos y también me presenté con él en el Madison Square Garden; y en la última gira que hizo.
¿Cuál es tu principal carta de presentación?
Mi voz y después cantar con mariachi y luego portar el traje de charro, porque no es solo ponértelo por moda, es por convicción, es porque lo sientes. De hecho he recibido premios como la única artista que ha portado el traje lo más apegado a la tradición, sin desvirtuarlo. Para mí es como la bandera por eso siempre he tratado de honrarlo.
¿Tus hijos también están en la industria?
Rodrigo y Diego están haciendo dueto como cantautores, pero no han tenido mucha suerte porque no tienen nombre. Sin embargo, Rodrigo se ha convertido en mi productor y produce mis discos y mis espectáculos. De hecho ganó el Grammy Latino con un disco que me hizo que se llama Mariachi Tango; y Diego es un gran concertista de piano y a veces me acompaña de modo que sí, sí están en la industria.
Después de cuatro décadas ¿todavía sientes nervio al estrenar un disco, al subir a un escenario, aún hay ilusiones, retos?
Sí, he vivido muchas cosas, pero el día que se acabe la ilusión, me retiro. Todos tenemos una meta en la vida y le pido a Dios que nunca la alcance para seguir luchado y soñando por lo que quiero.