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El cutting en niños y adolescentes se agudizó en México a raíz de la pandemia

REGRESO A CLASES

Si descubres que tu hijo practica el cutting o conoces a alguien que pienses que está en peligro, pide ayuda.

Maritza N. descubrió que su hija se cortaba cuando la llevó al médico a una revisión de rutina. “El doctor me dijo: ‘Su hija podría estar autolesionándose’. Al principio lo negué, pero después le vi los brazos todos cortados”, dice la madre de una adolescente de 14 años de la Ciudad de México. 

Al descubrirlo, la acompañó a consulta con psicólogos y psiquiatras: entonces supo que su hija realizaba el cutting, la práctica de autolesionarse con objetos punzo cortantes como tijeras, navajas o bisturís, sobre las capas superficiales de la piel. “Ella tiene una vida tranquila en casa —continuó la madre—, pero había sido víctima de bullying en el colegio”. 

El cutting consiste en hacerse heridas superficiales, en un principio, y posteriormente se hacen de manera más profunda o grande en partes del cuerpo poco visibles, generalmente en los muslos y en la parte superior de los brazos, codos, rodillas, pecho o vientre, dice María Santos Becerril, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM. El niño o adolescente escoge estas áreas para evitar la vergüenza de que otras personas noten las lesiones, ya que se tiene plena consciencia de que está mal hacerlo. “Es una acción que llevan a cabo para aliviar o gestionar el dolor, ya que carecen de estrategias para lidiar y manejar las emociones”, menciona Santos Becerril. 

Refleja enojo, frustración, dolor emocional y ansiedad, además de la tendencia a llamar la atención de los adultos y otros jóvenes. En ocasiones va acompañado de otro tipo de trastornos como la bulimia o la anorexia y puede ser consecuencia del bullying e incluso de abuso sexual”, explica Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI). 

En México, el cutting lo realizan principalmente niñas y jóvenes de entre los 9 y los 21 años, aunque existe un pico entre los 9 y los 15 con francas tendencias depresivas y derivado de una baja autoestima, dice la especialista de la UNAM. También se puede presentar de manera menos frecuente en adultos, aunque con acciones más severas. A raíz del confinamiento, el porcentaje de casos se elevó 12 por ciento en el país, según datos de la Secretaría de Salud. 

“El mismo hacinamiento y el hecho de que muchos niños y jóvenes padecieron ambientes de hostilidad y agresión en sus hogares durante la pandemia, desencadenaron en escenarios de cutting. También sabemos que el trastorno continuó presentándose cuando los niños y adolescentes regresaron a las aulas”, dice Santos. 

El cutting, agrega la experta, es un problema de salud a nivel nacional que debe ser visto con mayor interés e impulsar acciones que lleven a la sensibilización, detección y prevención en el país, ya que en muchos casos puede llegar al suicidio.

Cómo actuar si ellos se cortan 

Sotelo Arias, del CEEPI, recomienda la observación continua de padres de familia y maestros con el fin de detectar esta problemática y prevenir cualquier práctica que atente contra la vida de los jóvenes: “Si sucede es que algo está fallando y puede ser muy grave. El problema con certeza está en la dinámica familiar, por ello sugerimos no pensarlo demasiado: es indispensable acudir rápido con los especialistas para poner un alto inmediato”. 

Santos, de la UNAM, recomienda acudir con un terapeuta especialista, que tenga experiencia en estos casos (autolesiones e ideación suicida). Que se realice una valoración para determinar la causa y a partir de ahí establecer el tratamiento integral, a la medida para cada paciente. 

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Es recomendable no alarmarse cuando se descubren las autolesiones, en lugar de ello, hay que entablar una conversación con el adolescente, para escucharlo con el corazón y la mente abiertos, sin juicios, críticas o regaños. “Lo importante es identificar lo que siente y piensa, y ayudarle a encontrar otras alternativas de solución”. 

Al conversar es importante incluir frases como: “Yo te amo a pesar de todo”, “me importa lo que te pasa”, “veo tu dolor, quiero ayudarte y cuentas conmigo”. Si el niño o adolescente se niega a hablar, debemos brindarle espacios donde sienta la confianza para expresarse, indica Santos.

Es necesario estar informados para tener seguridad para la acción. “El conocimiento desestigmatiza, rompe con los temas tabú y brinda estrategias de afrontamiento en pro del bien de la persona que está sufriendo y no encuentra una salida asertiva”, dice María Santos Becerril.

srgs

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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