Adán Arturo Briones Ayala, profesor de artes marciales y entrenador deportivo que actualmente dirige AB Smartraining, está celebrando 20 años dentro del taekwondo, una disciplina que transformó su vida y ha guiado su desarrollo profesional y como padre de familia.
Son 20 años de enseñar, una profesión que demanda de mucho esfuerzo, mucho trabajo y dedicación, pero también de grandes satisfacciones.
Originario de la colonia Valle Oriente, se graduó como licenciado en Economía, comparte su vida con Wendy Jasso, así como sus hijos Ángela y Nicolás. Ha estado ligado al deporte, donde ha trascendido como alumno y ahora como maestro.
¿Cómo fue que te nació el gusto por el deporte?
A los 5 años mi papá Antonio, un fanático del deporte, le gustan prácticamente todas las disciplinas y él cuenta que siendo yo un niño muy delgadito me puso a entrenar para aprender a defenderme.
En ese andar en la colonia Valle Oriente comencé a entrenar taekwondo y mi primer profesor fue Martín de la Torre Loera, luego continué mi preparación con Leticia Herrera en la colonia Latinoamericana.
Comencé a entrenar y tuve una etapa formativa de cinco años, alternando con otros deportes, ya que al mismo tiempo entrenaba en la Unidad Deportiva Torreón con Rubén Guajardo el full contact, kick boxing y mi papá daba clases de box en el patio de la casa.

¿De qué nació el gusto por esta disciplina?
Más que nada todo nació por la disciplina, mi papá decidió meterme al taekwondo para ser más fuerte, disciplinado, tener más autocontrol.
Él tenía en casa posters de Bruce Lee, de deportistas, y en la colonia la gente lo conoce como el profesor Tony Taquitos, y los niños, jóvenes lo han seguido mucho y yo entre ellos. Siempre nos tenía ocupados jugando algún deporte. Mi mamá fue parte importante, porque siempre me apoyó.
¿Quién te llevaba a la práctica del taekwondo?
Mi papá, él siempre estuvo alentándome y mi mamá también. La escuela estaba a 10 cuadras de la casa, íbamos caminando y se hizo una dinámica muy agradable, ya después que me cambié a la escuela de Latino con la profesora Leticia Herrera, eran tres kilómetros que recorríamos a trote.
¿Cómo te fuiste adentrando en esto?
Empecé a entrenar a tomarle gusto, al cumplir la edad mi profesor me dio la oportunidad de representar a Durango, inicié en la Organización Interamericana de Taekwondo con el profesor José Luis Díaz, quien es uno de los pioneros en La Laguna, me brindó la oportunidad como cinta negra, gané mi primer selectivo estatal y fueron 5 años de representar a la entidad. Era otro tipo de dinámica, de compañeros, más exigencia, entrenábamos incluso con los profesores.
¿Y la parte competitiva?
Estuve en Panamericanos, en campeonatos abiertos, tuve la fortuna de estar en una concentración gran parte del país, tuve grandes entrenadores.

¿Qué maestro te dejó marcado por su enseñanza?
Todos mis maestros me dejaron algo, estoy muy agradecido con el profesor Martín, mi primer maestro, luego con Leticia Herrera y su hijo Héctor Luján. Yo no era muy dotado técnicamente, pero la disciplina me ayudó a lograr mis objetivos.
¿Por qué seguiste dentro del taekwondo?
Empecé a entrenar a los 10 años alto rendimiento y siendo hijo de un entrenador implica un doble esfuerzo, doble entrenamiento, porque todos pueden fallar, menos el hijo del maestro.
Con 7 años participando en competencias oficiales no tenía vacaciones, entrenaba tres horas diarias, con calor, frío, golpes y otras situaciones adversas. Al entrar a preparatoria quería hacer otras cosas, quería jugar básquetbol en la PVC con el entrenador Paco López, pero mis entrenadores me alentaron a seguir, me ayudaron en las derrotas y a reconsiderar.
¿Cómo fue tu cambio de atleta a entrenador?
Eso sucedió en 2005, abrí mi propia escuela porque mi profesor José Luis Díaz viajaba a las competencias nacionales y me dejaban dando clases, así que trabajé en el Campestre Gómez Palacio, en su escuela que estaba en avenida Victoria, cursos de verano en la Sección 35 con 13, 14 años, en esas fechas mi papá se hace cinta negra, abrió escuela en Valle Oriente y me invitó a dar clases, así empecé.
A los 17 años todavía competí en Olimpiada Nacional y a la vez estaba a cargo a un grupo de alumnos cintas negras, era algo muy agradable, pues me puse dirigir y a la vez ser competidor en universidad.
Luego tuve que dedicarme tiempo completo a preparar niños, jóvenes y adultos, mi última Universiada fue en Cuernavaca, Morelos en 2010.
¿Dónde abriste tu primera escuela?
Se me dio la oportunidad de comenzar en Matamoros, también en la Deportiva Torreón a los 1 7 años.
El profesor Fernando Jasso me abrió las puertas en un momento en que yo estaba a punto de dejar esta disciplina, quería dedicarme a jugar basquetbol o futbol, un deporte que me apasiona, pero en las artes marciales ya tenía experiencia y la gente me identificaba por todo lo que había logrado como competidor. Inicié y son casi 16 años de haber comenzado en esa ciudad.
¿Cómo es trabajar con niños?
Es complicado, puede ser gratificante, pero también un poco ingrato, ya que uno dedica mucho tiempo y esfuerzo a un alumno, incluso más que a la propia familia y suele pasar que no hay gratitud de algunos padres de familia.
Sin embargo, cuando uno va madurando se cae en la cuenta que es la pasión por esta labor. Disfruto dar clases, a veces sembrar una semilla en esos jóvenes, sobre todo cuando se les puede cambiar la vida como ocurrió conmigo.
Yo empecé a pagar mi estudios en preparatoria, era despachador de gasolina, mi papá es comerciante, vende todavía tacos al vapor en las calles, es algo que me enorgullece, luchó mucho para sacarnos adelante, son 20 años en el taekwondo, muchos cintas negras, muchos alumnos que han sido significativos.

¿Cuál es tu mayor satisfacción en todo esto?
Es el poder dar clases, poder conocer mucha gente, grandes amigos, concretar los sueños. Ahora hago otras cosas como entrenamiento personal, artes marciales mixtas, entrenamiento de alto rendimiento para distintas disciplinas.
Esa satisfacción de poder trascender a través de los muchachos, que lo recuerden a uno con agrado y poder ver a mi familia realizada, que a través del deporte pueda ayudar a mis hijos a realizar sus sueños, porque gracias al taekwondo he logrado sacar adelante mi proyecto familiar.
Organizas un torneo importante, ¿cómo surgió?
Pasaba por una mala racha, sin motivación, desconcentrado, sin un peso en la bolsa, lo propuse y se dio la oportunidad. Estoy muy agradecido con Multimedios, con Milenio, La Afición, porque es una empresa que creyó en esto.
La primera edición (Copa Taekwondo Multimedios) fue un gran comienzo, ver a atletas retirados de nuevo en acción, como Bárbara Segura, medallistas nacionales, fue algo que movió muchas emociones y que ha crecido pese a las adversidades. Seguiremos trabajando por alcanzar nuevas metas.