Desde hace tiempo, se tiene un concepto de que en las canchas de frontón son sitios viciados. No son pocas las personas que relacionan estas instalaciones con puntos de reunión para jóvenes que toman, se drogan o que pueden ser peligrosos, como lo llegaron a ser en su momento las canchas de Ciudad Universitaria.
Este ha sido un gran problema para un deporte que ha respondido bastante bien en los últimos tiempos. El año pasado, la pelota vasca fue una de las disciplinas que más brilló en los Juegos Panamericanos de Lima, con nueve preseas: cinco oros, una plata y tres bronces, brindándole a México el mayor puesto del medallero en este deporte.
Dulce Figueroa y Laura Puentes fueron una de las duplas que se llevó el máximo galardón en tierras peruanas, en la modalidad de Dobles con pelota de goma. Ellas están conscientes de este problema y saben que dependen mucho de su rendimiento para tratar de quitar esa mala imagen. Su medalla ayudó a que se creara un boom y más gente volteara a verlas, pero aún queda mucho camino por delante.
“Es muy usual que las personas ubiquen el frontón como un deporte de vagos, de cholos, por personas que van a apostar o drogarse, pero existimos profesionales que nos dedicamos cien por ciento a esto, que damos una buena imagen y buscamos ser agentes de cambio”, dijo Laura Puentes en entrevista con MILENIO-La Afición, quien sabe que se trata de un trabajo en conjunto con la Federación Mexicana de Frontón para que estos estigmas se vayan perdiendo y se recuperen esos espacios.
Para Dulce Figueroa, con quien lleva poco más de ocho años como dupla en este deporte con Puentes, se trata de una situación triste, porque si la gente dice que existe, no es algo que se hayan inventado para desprestigiar la pelota, al punto de que incluso en esos espacios se realiza de todo, menos la práctica misma del deporte.
“Es algo que tiene que ver con el descuido de las autoridades con las instalaciones de sus estados. Nosotros como deportistas tenemos que demostrar que el frontón no es tomar en las canchas, el erradicar juntos esa mala imagen”, señaló.
Ponen su granito de arena
Laura sabe que es muy complicado cambiar las cosas como una sola persona, pero el esfuerzo en conjunto puede hacer la diferencia para que la gente voltee a verlas y vea los aspectos positivos por encima de los negativos.
“Tratamos de ser esos atletas que inspiren a los demás y que den una mejor imagen de este deporte. Queremos algo, por ejemplo, como sucede con Paola Longoria, porque muchos no saben qué es el ráquetbol o cómo se juega, pero la conocen a ella, ella es una buena representante de su disciplina”, ejemplificó. “Queremos que la gente diga ‘yo veo jugar a Dulce Figueroa y quiero jugar frontenis como ella’, necesitamos pequeños cambios que te pueden llevar a uno verdadero”.
Para Dulce, es un deporte que le apasiona. Se acercó desde niña gracias al fomento por parte de su papá y su hermano, quienes lo practican de forma amateur. Pese a que se enfrentó a estigmas incluso en la práctica, por parte de adultos que la menospreciaban por ser joven y mujer, ella no se rindió y hoy en día es un exponente de esta disciplina que busca seguir creciendo y poner en alto el nombre de México.
“El frontenis es un deporte muy rápido, es dinámico y cansado, además de un poco difícil de entender. Una vez que comprendes todo, es muy divertido de ver”, dijo. “Es una situación que debe cambiar, porque sucede que hay instalaciones, pero lo juega solo la gente grande, o chavos que no saben jugarlo bien o que no conocen que hay más disciplinas y modalidades”, reflexionó sobre lo difícil que ha sido que a este deporte puedan acercarse los más jóvenes.
Falta más difusión
Lamentablemente, la pelota vasca y sus respectivas modalidades no gozan de una inclusión al programa olímpico, lo cual les ha hecho que conseguir apoyo sea una tarea más complicada en comparación con otros deportes.
Para Laura, las federaciones deben trabajar para llevarlo a continentes donde su práctica no es común, como Asia y África, para darle más relevancia y en un futuro pueda ser considerado, pero también dependen de adaptaciones, pues la práctica no es algo barato.
“Es un deporte muy caro. Acá se necesitan cuatro canchas, con medidas diferentes, distancias diferentes y herramientas distintas. Quizás no llegar todas, pero igual el frontenis”, señaló.
A nivel local, Dulce señala que no es un trabajo exclusivo de ellas, se debe realizar algo a nivel administrativo, que se trabaje para que existan más instalaciones, suficientes entrenadores y que motiven a los niños a practicar.
“Como no es olímpico, es difícil que las empresas grandes nos volteen la ver y destinen presupuestos para mejorar el nivel del país. No siempre se televisa y no tiene tanto alcance mediático. La Federación deberá tener un proyecto rentable para vender nuestro deporte”.