Michael Jordan tenía un pésimo sentido de la moda, sus trajes eran más estrafalarios que los de Deion Sanders; fracasó en el beisbol. Como dueño, sus equipos son un desastre, se metió en problemas de apuestas y, a pesar de todo eso, es uno de los atletas más respetados del planeta.
Consiguió seis anillos de campeón en la NBA, podía ganar partidos con fiebre y 40 grados de temperatura, siendo honestos, si tuviera 27 años podría enseñar a jugar LeBron James, Kobe Bryant y Derrick Rose juntos.
A pesar de que tuvo que desembolsar 168 millones de dólares para divorciarse de Juanita, sigue teniendo ingresos millonarios gracias a su marca y el manejo de su imagen. En fin, le alcanza para tener cosas que los mortales nunca tendremos, entre ellas esta casa.
La mansión, ubicada a una media hora de Chicago, cuenta con 17 mil metros cuadrados, nueve recámaras, 19 baños, su propia cancha de basquetbol –obviamente- y una alberca de un diseño único.
El valor, cercano a los 29 millones de dólares podría inflarse con la subasta realizada por la compañía Concierge Auctions.
Hay que aceptarlo, cuando Michael Jordan se propone a hacer las cosas, puede hacerlas mejor que todos.