Con una carrera relativamente corta, de 43 peleas profesionales, el tepiteño Raúl Macías hizo lo que ningún boxeador mexicano ha logrado hasta ahora -ni siquiera Julio César Chávez González- paralizar por completo a un país esperando pacientemente el resultado de una pelea.
Raúl Macías, ex boxeador mexicano (Fototeca Milenio)
Sentados frente al radio -la única opción en ese tiempo para enterarse en tiempo real del resultado de una pelea, pues por televisión era transmitida un día después en lo que llegaba la grabación a México– millones de fanáticos esperaban con veladoras prendidas sobre las banquetas y un nudo en la boca del estómago a que el ídolo capitalino saliera con la mano en alto y si caía ante un rival el hecho se veía casi como una tragedia nacional.
“El Ratón hizo lo que muchos peleadores añoran, conquistó a todos por igual. Recuerdo que la vez que peleó en la Plaza México la abarrotó a pesar de ser solo un contendiente mundialista, conseguir un boleto causó un revuelo enorme que tuvo bloqueada la zona por horas. Pero para poner la hazaña en perspectiva hay que decir que ahí peleó dos veces Julio César Chávez y en ninguna logró llenarla, y eso que ya le habían quitado capacidad con las butacas”, relató para MILENIO-La Afición, Víctor Cota, historiador de boxeo mexicano, que en ese entonces era reportero de boxeo.
Raúl 'El Ratón' Macías (Fototeca Milenio)
Ayudante de su padre en su taller de reparación de calzado, mensajero, mesero y hasta chofer, Raúl Macías jamás dejó que la fama que acuñó como boxeador lo afectara, al contrario, a pesar de las amistades con las que se rodeaba a sus 21 años, cuando se coronó monarca mundial, siempre mostró orgullo de sus raíces y el profundo amor que profesaba por su familia, alejado de escándalos y alcohol.
'El Ratón' Macías, ídolo del boxeo mexicano (Fototeca Milenio)
Con un desfile interminable de fanáticos, entre los que resaltaban figuras de la época como María Felix, Cantinflas, Pedro Infante o Agustín Lara, Macías logró mantener el enfoque en sus entrenamientos y acuñar así un récord de 41 victorias, 25 por la vía del nocaut y solo tres derrotas, pero llegó a confesar que algo que guardaría para siempre en su memoria fue el gran amor que le profesaron.
“Cuando regresó de Estados Unidos, luego de conquistar el título del mundo, tras vencer a Chamroen Songkitrat, fue impresionante, al menos 5 mil fanáticos lo esperaban al pie del avión para recibirlo, pero eso no fue nada en comparación a lo que lo esperaba en su casa, sobre la calle Héroes de Granaditas, ahí aguardaban muchísimas más con grupos musicales, comida, alcohol. Todo para festejar en grande”, abundó Cota León.
La primera derrota del Ratón llegó en 1955 en Estados Unidos ante Billy Peacock, quien lo noqueó en tres rounds tras fracturarle la mandíbula en dos lugares diferentes, lo que le impidió seguir con la pelea.
Raúl Macías, ídolo del pugilismo mexicano (Fototeca Milenio)
Después regresó a la senda del triunfo hasta que en 1957 cayó por decisión dividida en 15 rounds ante Alphones Halimi en Los Ángeles, pero más allá del descalabro, la reacción de la familia fue lo que le pesó a Macías, pues la salud de su madre diabética comenzó a empeorar a causa de los nervios y le pidió que se retirara.
Raúl Macías subió por última vez al ring en 1962, luego de una larga ausencia, para despedirse de sus fanáticos, la pelea fue en Guadalajara ante Chocolate Zambrano, a quien noqueó en 5 rounds. Jamás volvió a calzarse otros guantes, honrando la memoria de su madre que murió poco tiempo después.