Voluntad de conservar

Artes visuales


Nuestra geografía cultural se ha modificado tras los sismos de septiembre. La pérdida también es artística y trastoca la memoria. La herencia arquitectónica ha sido afectada. Tan solo en Puebla se calcula que más de 400 inmuebles históricos están dañados; en la Ciudad de México edificios de autor tienen daños severos como el Edificio Basurto, construido a principios de la década de 1940 por Francisco J. Serrano, o el Conjunto Aristos, actual sede del Instituto Nacional de Antropología e Historia y obra maestra de José Luis Benlliure, que tendrá que ser sometido a una curación mayor. Así como los terremotos de 1985 se ensañaron con el legado de Mario Pani, 32 años después hay quienes opinan que el funcionalismo mexicano —ese que dominara las décadas de 1940, 1950 y 1960— dejó de funcionar en 2017. ¿Será?

Pocas veces nos detenemos a pensar y a apreciar la importancia de la arquitectura, pareciera que damos por hecho que la gravedad de la construcción, su funcionalidad, la relación de cobijo y resguardo sumados a la propuesta estética y tecnológica fueran el resultado de la investigación y de la creación artística. La arquitectura es una de las Bellas Artes, que además es una narración histórica que está ahí para recordarnos día a día, con su presencia —y con su ausencia—, otros tiempos y otras miradas. También es una síntesis de un momento, resume el pensamiento, mira hacia el cielo con los pies en la tierra, plantea ideas, vaticina movimientos, enarbola ideologías, traza enfoques. Aunque solemos olvidarlo, la arquitectura va un paso adelante, nos invita a reflexionar sobre las necesidades de una época, los planteamientos, las búsquedas estéticas.

Al observar un edificio contemplamos su argumento, su proceso; vemos y vivimos la obra de arte en sí; por eso resulta una tristeza la destrucción de ciertos iconos o de monumentos históricos que nos recuerdan la edad de nuestras ciudades y, en ocasiones, nuestros orígenes. Las ciudades son los museos de la arquitectura. Caminar la ciudad no solo es ser flâneur o ejercer la vocación de ciudadano, es contemplar la historia, experimentar el arte. La armonía del paisaje urbano es patrimonio artístico tan importante como el de las ciudades prehispánicas o las rutas coloniales. Las afectaciones —casi destrucción— de diez de los catorce monasterios del siglo XVI construidos en las faldas del volcán Popocatépetl, entre los estados de Morelos y Puebla, son una pérdida para la memoria arquitectónica de nuestro país, que nos invitan a recuperar, desde el desastre, la voluntad de conservar.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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