Las enigmáticas ofrendas y piezas arqueológicas de la cultura maya, que por miles de años han permanecido ocultas bajo las aguas del extenso sistema de cuevas y cenotes de la Península de Yucatán, son ya meticulosamente recopiladas en reproducciones 3D y modelos digitales interactivos, para conformar un gran museo virtual, único en el mundo por su incalculable riqueza en vestigios prehispánicos.
Este titánico reto de recorrer las cavernas y cenotes nunca explorados a profundidades que en algunos casos superan los 100 metros, está a cargo del antropólogo y buzo empedernido Guillermo de Anda, quien por sus hallazgos e investigaciones es, a la fecha, el único arqueólogo mexicano en obtener el título de Emerging Explorer que selectivamente otorga National Geographic.
La experiencia de Guillermo de Anda se remonta a más de tres décadas, durante las cuales ha explorado 350 cuevas y cenotes, lo que ha permitido el mapeo y registro en alta resolución de importantes hallazgos, desde esqueletos de hombres tempranos hasta cerámicas, ofrendas y huesos de animales del período pleistoceno (mamuts, perezosos gigantes, tigres dientes de sable y osos), que formarán parte de la primera etapa del gran museo virtual.
Entusiasmado por tener en sus manos las llaves del inframundo maya, De Anda señala que a diferencia de la arqueología tradicional, en este proyecto denominado el Gran Acuífero Maya, no se extrae ninguna pieza, sino que para garantizar su preservación solo se aplica una metodología de registro 3D, capaz de hiperexaltar los contextos al grado de que es posible observar la porosidad de los huesos y medir sus lesiones en alta resolución.
De Anda explica que el proyecto está a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia, con el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), al que se han sumado el Aspen Institute México, las universidades Nacional Autónoma de México y Tecnológica de la Rivera Maya, y desde luego National Geographic, todos ampliamente interesados en preservar ese invaluable patrimonio arqueológico y mostrarlo al mundo sin necesidad de mover las piezas del sitio donde han permanecido por más de 12 mil años.
En esta aventura científica participa un equipo multidisciplinario de arqueólogos, antropólogos, biólogos, geólogos y espeleólogos que, previo y durante las inmersiones, sigue puntualmente las instrucciones del experimentado Guillermo de Anda para lograr el mapeo digital. Se estima que en la Península de Yucatán existen alrededor de 6 mil cenotes en una longitud aproximada de mil 500 kilómetros cuadrados, de los cuales apenas han sido explorados científicamente 350, principalmente los cenotes Sagrado de Chichén Itzá, Hoyo Negro, Valladolid y Holtún, los cuales han aportado vestigios de fauna extinta, restos humanos, ofrendas prehispánicas y objetos coloniales en extraordinario estado de conservación por las características fisicoquímicas del agua aún cristalina.
Para el mapeo digital de las piezas arqueológicas, resume De Anda, se aplica un programa computacional capaz de procesar miles de imágenes fotográficas que se capturan desde varios ángulos, para crear así modelos en tercera dimensión. Este programa diseñado por el ingeniero de National Geographic, Corey Jaskolski, fue puesto a prueba en el proyecto subacuático Hoyo Negro, en 2013, y posteriormente perfeccionado con excelentes resultados en las exploraciones de Tulúm y el cenote Holtún de Chichén Itzá, que forman parte del Gran Acuífero Maya.
De Anda, quien tiene la especialidad en arqueología maya y antropología esquelética por la Universidad de Yucatán, asienta que la ruta de trabajo en lo que resta de este año es explorar 60 cenotes más, para configurar así la primera fase del Gran Museo Virtual, el cual estará a disposición del público antes de mayo de 2017. “Con ello estaremos contribuyendo inmensamente al mejor conocimiento de la cultura maya, llevándonos únicamente los registros y dejando atrás sólo las burbujas del aire que exhalamos”.