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Textos en construcción

Artes visuales


Máquinas de escritura, que se presenta en el Centro de Cultura Digital (CCD), convoca a los espectadores a apropiarse de los soportes que se han usado para experimentar el acto de escribir al mecanizarlo; también es una provocación para repensar las relaciones máquina-cuerpo, escritura-acción y su eco en el espacio.

La muestra invita a experimentar el diálogo y los sueños que el ser humano ha depositado en las máquinas a través de piezas colaborativas —desarrolladas por el Laboratorio de Tecnologías Libres (LTL)—, resultado de la investigación del proyecto E-Literatura encabezado por Mónica Nepote. Lo que aquí se observa son las posibilidades rizomáticas que la tecnología ofrece para la creación poética, plástica, sonora… Sobre todo, evidencian cómo transforma nuestra manera de crear, conceptualizar y, por supuesto, de escribir. La forma se convierte en argumento y éste en un proceso que sigue la ruta del hipertexto creando posibilidades infinitas en las que todas las artes convergen. Aquí está el texto en construcción.

¿Cómo se produce un texto? ¿Se produce un texto? Son preguntas que el espectador-lector-jugador va planteándose mientras se apropia de las piezas, como la variante lumínica del poema Prismas (1922) del estridentista Manuel Maples Arce, quien hizo de la técnica el poema. La escritura del poema corresponde al soporte, una marquesina de teatro que hace a la obra, y deja huella para contar otras historias, como en Internet, o como en el videojuego sobre tipografía o en las narrativas electrónicas desarrolladas por el CCD que plantean otras estrategias de escritura y lectura (se recomienda tomarse su tiempo para navegarlas).

¿A qué suena un texto, dónde está, dónde se escapa? Las interrogantes siguen, y más que respuestas nos planteamos otras preguntas que nos llevan a imaginar mundos algorítmicos en los que reflejamos nuestros sueños. Así descubrimos que las paredes hablan al tocar La máquina vanguardista para hacer poesía (2016), de Alejandro Magallanes y LTL, contemplamos cómo las máquinas se comunican entre sí y con nosotros: basta enviarle un tuit a ¡Hola Goldberg! para que en su respuesta veamos cómo funciona la programación.

A cien años de Dadá, Máquinas de escritura recupera ese espíritu de las vanguardias que supo metabolizar la tecnología para construir lo imposible; una “imposibilidad” que hoy navega en interfaces conectando imaginación, tecnología y creatividad para inventar mundos como el soñado por Luis Quintanilla en su Poema inalámbrico.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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