Del 14 al 21 de julio participamos con Mulato Teatro (gracias a boletos de avión de Iberescena) del 28 aniversario del Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble, en el municipio antioqueño de Carmen del Viboral, a una hora de la ciudad de Medellín. Este es quizá uno de los festivales con el nombre más bonito y bondadoso en contraste con aquello que lo provocó que es la guerra en Colombia hace 30 años. Y el mago detrás de esta magia es el grupo Teatro Tespys y su director, Kamber Betancourt, que cada año procura que su lugar se convierta en “un escenario posible para imaginar la vida”.
La primera obra que pudimos degustar fue la del grupo anfitrión: Lunáticos, puesta en escena y dramaturgia del famoso ecuatoriano Pato Estrella, a quien invitó Tespys hace algunos años a realizar este proyecto. Con Lunáticos nos enfrentamos ante los absurdos del poder y de la burocracia que bien puede convertir un pequeño hecho cotidiano en un mierdero de proporciones criminales. A un niño se le pierde un chivo y esto da pie a la oligarquía a una pesquisa absurda que pasa incluso por la criminalización de la víctima. Un texto que parece simple pero que en manos del elenco de este grupo se vuelve una descarnada carcajada.
Y continuando con Pato Estrella, director, escribano y actor del grupo Espada de Madera, participó con la entrañable obra El hombre azul que, a partir de un programa de radio nos mete en una trama policial que si bien nos recuerda a Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez, a favor del artista escénico de Ecuador su obra nos deja un sabor melancólico y amargo tanto por el destino malhadado de los protagonistas como por el abuso de poder de los que siempre pueden ejercerlo. Un montaje de una finura, rigor y meticulosidad increíbles.
De Dinamarca, el grupo Teater Gry de Copenhague participó con Bare vent, que es una rutina milimétrica y hermosa en torno a dos solitarios en un encuentro inopinado. Queda mucha tinta por chorrear sobre este bello festival pero será en otra entrega.