Hoy al medio día en el centro de Guadalajara el sol resplandecía con más luminosidad al estrellar sus rayos sobre puños de diamantina plateada que fue esparcida sobre la banqueta justo afuera del Museo de la Ciudad. Fue colocada como distintivo del cumpleaños número 24 del museo y aunque no hubo pastel, a cambio los invitados disfrutaron de pan dulce de la marca Danés y café de la Finca Riveroll.
El patio del arrayán fue el sitio de la fiesta. Ahí se instaló un gran mostrador antiguo y un horno de donde salía bandeja tras bandeja con conchas, galletas, barquillos de hojaldre y otros sabrosos panes que el público, principalmente vecinos, disfrutó como parte de la inauguración de la Panadería Morelos. Entre los deliciosos aromas la gente escuchó un par de discursos cortos por parte de la directora del recinto Alejandra Jaimes y Lorena Peña, representando al colectivo de artistas y enseguida se acomodó en las mesas largas con manteles a cuadros grises y blancos.
De centros de mesa, las botellas de cristal rellenas con agua transparente sostenía peperonias de un verde maduro. A su lado, el menú ofrecía más que pan y café, la historia de Guadalajara con detalles de su fundación, del trayecto de su historia y en especial de la Panadería Morelos, que estuvo funcionando en una finca de siglo XIX y dejó objetos de1970 hasta la década de los 90.
Al mascar, el azúcar se regaba por las comisuras de la boca y caía esparciéndose sobre la investigación que realizó Pedro Kumamoto y que dio pie a que un grupo de diez artistas abordaran el tema del abandono de las viviendas en el centro histórico. Mientras tanto en el lugar resonaba la crónica en voz del ensayista Juan José Doñán.
Para conocer Panadería Morelos algunos curiosos fueron a la segunda planta. Vieron el cernidor de madera de grandes dimensiones y hasta hicieron girar sus enormes rodillos que hoy no emanan nada más que tierra; también vieron la pala de madera que quedó solitaria dentro del horno de cemento y muchas piezas más llenas de polvo y secretos. En una pantallita Zaira Zaragoza, vecina del barrio, relata sus memorias con la casa ubicada en la esquina donde ella tomaba la ruta 142 para ir a la secundaria, y mientras esperaba el camión, antes de las dos de la tarde comía una empanada de la Panadería Morelos.
La exposición está abierta al público hasta el 17 de abril, tiempo en el que funcionará la cafetería.