"Cuando me dieron el diagnóstico luego luego vi la calavera. Tuve un shock, una especie de negación". Así recuerda Juan Carlos Rico —contador jubilado de 63 años de edad— el día en que el doctor le notificó tener mieloma múltiple.
Tenía entonces 60 años y había pasado por tres médicos siendo la última una nefróloga: "Ella fue quien sospechó que yo tenía este tipo de cáncer porque orinaba proteína aunque no tenía ningún síntoma".
El diagnóstico fue correcto y detectado en etapa temprana, justo en el momento en que los pacientes de mieloma múltiple no se sienten mal. "Lamentablemente no es una enfermedad fácil de detectar porque sus síntomas aparecen cuando están ya en etapa avanzada. El mieloma múltiple representa 1 por ciento de todos los casos de cáncer y casi 2 por ciento de todas las muertes oncológicas", precisó Mayra Galindo, presidenta de la Asociación Nacional de Lucha contra el Cáncer.
Según la información con la que cuenta, dicho mal ocupa el séptimo lugar en importancia después de otros más frecuentes como el de mama, cérvico uterino, próstata, pulmón, hígado y estómago: "Afecta la sangre y por ende muchos órganos, principalmente riñón y huesos", precisó Galindo.
Afortunadamente Juan Carlos Rico no tuvo ninguno de estos síntomas y, por el contrario, al no tenerlos, pasó año y medio entre especialistas que no encontraban la causa de su mal: "Cuando tuve el diagnóstico pase dos meses en depresión. Lo más difícil fue comunicárselo a mis hijos aunque tuve la oportunidad de poner en orden todos los seguros de vida que tenía", relató.
Durante su tratamiento llevó una vida normal, tanto, que creó su propio expediente médico con archivos de Excel. Concentró ahí todos los estudios de sangre que se practicó (química sanguínea de 35 elementos) y esto facilitó a los médicos la revisión de la información: medir y evaluar los tipos de variaciones, datos estables e incluso les ayudó a tener una mejor visión de la evolución de su cuerpo que, aunque asintomático, ya estaba enfermo.
"Fue necesario hacer algunos aspirados de médula ósea, particularmente en el hueso de la cadera para ver dónde estaba el daño", contó Rico. Mientras eso ocurrió se preparó para el tratamiento con quimioterapia que tuvo durante un año, tiempo en el que vio pasar la muerte en algunos hijos de amigos, pero además, dijo, sus grandes maestros para enfrentar el mieloma múltiple fueron los niños, porque al compartir tratamiento con ellos se percató de que lejos de decaer continuaban jugando.
"Después recibí un trasplante de médula ósea aunque mi principal miedo era el post trasplante porque implicaba un encierro de entre seis a 18 meses, con cuidados intensivos en alimentación y aseo. Yo no quería encadenar a nadie a una situación de esta naturaleza".
Por eso requirió habilitar y acondicionar en casa un cuarto para tal fin: sellado, sin polvo, ni animales que pusieran en riesgo su débil sistema inmunológico. Su única compañía fue una televisión y una computadora.
"En este momento ya puedo salir a la calle con un súper cubrebocas especial. Me darán de alta cuando mi sistema inmunológico este al cien por ciento y apenas va en el 20 por ciento".
Sin números
Mayra Galindo precisó que algunos pacientes de este tipo de cáncer llegaron a la asociación buscando ayuda y apoyo porque no tienen cobertura dentro del Seguro Popular, pero además ella encontró otro dato preocupante: en México no hay cifras oficiales que señalen cuántos son.
"La razón es simple nuestro país carece de un registro nacional de enfermos de cáncer lo que impide conocer con precisión cuántos y quiénes son las personas que padecen esta enfermedad. Y si bien cada hospital tiene su propia base de datos ésta no ha sido concentrada en un solo censo que arroje información valiosa, que permita diseñar una política pública de salud para este sector y para su prevención".
Hasta ahora se tiene referencia de que los pacientes de mieloma múltiple son en promedio adultos de más de 60 años. Por eso la asociación recomienda al público que, de manera preventiva, se realice anualmente pruebas de laboratorio de sangre (bioquímica sanguínea de 35 elementos y análisis de orina) para detectar este cáncer de manera temprana.
"Y en caso de encontrarse, debe ser atendido por un especialistas porque si bien hay hematólogos, tenemos pocos con especialidad en oncología. Dentro de las enfermedades de cáncer en sangre esta la leucemia, el linfoma de Hodgkin y el mieloma múltiple", enlistó la especialista, "pero el que éste no sea la causa de muerte número uno, no implica que debemos dejarlo del lado en el aspecto preventivo".