Ediciones en español de Las aventuras de Huckleberry Finn y Las aventuras de Tom Sawyer, libros clásicos de Mark Twain (Estados Unidos, 1835-1910), uno de los grandes narradores de su país durante el siglo XIX, ya se encuentran en las mesas de novedades de librerías de casi todo el país gracias a la editorial Sexto Piso.
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Las aventuras de Huckleberry Finn es considerada una de las primeras grandes novelas estadunidenses. Es posible que presente una visión más oscura y desencantada que Las aventuras de Tom Sawyer (con la que comparte personajes e intercambia protagonistas), porque en ella se visibilizan más descarnadamente el maltrato infantil y la esclavitud.
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Pero no es menos cierto que la trama está llena de picaresca y del sentido del humor que tan bien dominaba Mark Twain. Así, Huckleberry, pese a los denodados intentos de la viuda Douglas por civilizarlo, sigue siendo ese canalla entrañable. Obligado a escapar de las palizas de su padre alcohólico, el camino de Huck se cruza con el de Jim.
Jim es un esclavo negro que se fuga al saber que quieren venderlo. En esa huida, ambos traban una gran amistad, llena de lealtad y admiración mutua. La aparición final de Tom Sawyer, con sus estrambóticos planes, pone la cereza al pastel.
Canto a la amistad, la libertad, los sueños y el idealismo, es una obra inmortal y lectura inolvidable.
Las soberbias ilustraciones de Pablo Auladell multiplican el enorme placer de revisitar o de descubrir este clásico, ahora en una cuidada edición y una traducción magistralmente lograda por el maestro Mariano Peyrou.
Este equipo hizo posible también la llegada a México de Las aventuras de Tom Sawyer, que también en estos ya días salió a la venta.
Así, obra fundamental de la literatura y la mitología estadounidenses es “un himno escrito en prosa”, en palabras del propio Twain, inspirado en vivencias personales para la mayoría de las travesuras y personajes que pueblan este canto emotivo y vitalista, nostálgico, dedicado al verano eterno e invencible que es la infancia.
Ajena a los claroscuros la novela se propone recordar, de forma luminosa y optimista, qué significaba ser un niño:
Esa energía asilvestrada y desbordante, esos sueños que proliferan sin el filtro de las preocupaciones, las obligaciones y las claudicaciones de los adultos; una época en la que el mundo es más puro, vasto y misterioso, y el amor y la amistad, épicos e incondicionales.
Inquieto, trabajador y soñador desde su más tierna infancia, en su adolescencia y madurez Twain trabajó de cajista, impresor, minero y reportero, y fue precisamente a través de su labor dentro del periodismo como encontró su vocación de escritor. Ingenioso, con una gran facilidad para el humor, era también admirado como un gran orador y conversador de mil temas.
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