A Lorena Camarena le gusta que en sus pinturas existan contrastes de significados: si retrata algo que denote fragilidad, como una rama o una hoja de árbol, al lado pondrá un martillo, “porque quiero que eso, que quizá se ve tan sutil, se entienda fuertemente, que las cosas se pueden romper, que puede existir cierta violencia aun en algo cosa tan estático como una pintura”.
Habla de Luz fósil, su más reciente exposición, que se podrá visitar hasta 1 de octubre en la Fundación Sebastian; allí se exhiben 19 obras en las que retrata objetos de uso cotidiano regidos por la ausencia del ser humano, a través de un juego de luces en el que las sombras son convertidas en líneas y colores.
“Trabajo mucho con las sombras: muchos de los objetos que ves en las pinturas son sombras que luego transformo en color o en línea; me gusta pintar eso porque son el reflejo de la luz y al mismo la ausencia de ésta. Me es muy fácil entender a un objeto a partir de su sombra: si ves una cuchara puedes observar que tiene muchas luces y sombras totalmente diferentes. Eso es lo que me ayuda a entender las cosas de una manera conceptual”, detalla a Notivox la creadora.
La integrante del proyecto Luna y Sol, Dualidad, de Grupo MILENIO, explica que gusta de la soledad, pues en ella descubre elementos que puede incorporar en su obra: “Siempre estoy viendo los objetos de mi casa, como las sillas y las plantas que están en mi azotea, y cuando voy caminando por la calle siempre observo cosas bellísimas que sucedieron por accidente, como paredes despintadas, manchas de tiempo y el musgo. Son cosas que me rodean y que transforman el sentido de lo cotidiano en un espacio de la imaginación”.
“Siento una gran emoción —continua— por ejemplo, si veo un martillo pues me parece un objeto bellísimo por su forma, su peso, su metal y los golpes que puede tener si ya es viejo; también los ganchos porque me gusta cómo se tuercen… por eso mismo las ferreterías me parecen lugares muy interesantes, están repletas de objetos como éstos; e igual busco mucho los tapices antiguos, a estos los transformo y los uso como base para mis fondos pues son como un muro donde sucede algo, los visualizo como cuartos”.
Camarena asegura que sus obras son muy introspectivas pues las considera como una puerta a lo más lejano de su memoria: “ entre más te metas en la pintura puedes ver lo que está más lejos en tu cabeza… hay un cuadro de Andrew Wright que es un paisaje estadunidense muy abierto y amplio donde hay una mujer recostada, y para mí así la pintura: como si entraras a un espacio donde entre más lejos esté algo, cada vez más este aleje de lo real, se vuelve más lejano en la memoria".
Concluye: “He reflexionado sobre la exposición, y veo que existe algo referente a la memoria, eso que uno no puede recordar con precisión y que, por ello mismo, está presente en tu mente de una forma elíptica. Es algo que viste, una luz que te impresionó y que está presente. Por eso creo que el arte nos habla de cosas que conscientes no tenemos, que son difíciles de confrontar. Eso nos conmueve, y es fundamental para una sociedad en la que siempre estamos en lo práctico y en lo medible, y que nos hace perder la parte humana”.
ASS