Mientras cientos o miles de neoloneses se hicieron presentes desde temprana hora en las tiendas y plazas comerciales para dar inicio a sus compras del Buen Fin, en punto de las diez de la mañana otro grupo de gente, menor, esperaba que abrieran las puertas de la Librería Gandhi, en Monterrey, para demostrar su cariño hacia el libro impreso… y a las ofertas.
De tal forma, para una gran mayoría de la población hoy, por fin, llegó el día que estaban esperando para adquirir esa pantalla de 50 pulgadas o más o la consola del juego más actual, el refri, la lavadora, los regalos navideños, los aparatos electrónicos o simplemente aquello que por tener un descuento importante no podía faltar en el carrito.
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Sin embargo, para los libros también llegó su buen fin, más bien, para los amantes del texto impreso llegaron los cuatro días en que pueden obtener alguna rebaja, puntos, membrecías o demás beneficios como los que tiene preparado Gandhi para estos cuatro días de consumo intenso a todos niveles.
Aunque, como aclaró Sergio Daniel Treviño Quijano, asistente administrativo de Librerías Gandhi, desde la fundación de este negocio el interés primario ha sido, y es, el fomento a la lectura.
“Más que queramos una mejora en ingreso, sabemos que al venir más gente se fomenta más la lectura.
“Y, por qué no aprovechar ahorita el auge del Buen Fin y ofrecer varios descuentos”, comentó el empleado tras abrir el establecimiento a las diez de la mañana y empezar a recibir a las personas que preguntaban por las ofertas del fin.
Ante este panorama de decenas de clientes escogiendo los mejores precios en los mejores títulos, salta la historia de que tan real es que en Monterrey la gente no lee, lo cual, desde el punto de vista de Treviño Quijano, es un cuento con dos finales distintos, solo es cuestión de qué tanto se inculca en las personas menores de edad la lectura para seguir creyendo, y con la esperanza de que el libro siempre tendrá un buen fin.
“Me ha tocado escuchar que no leemos, pero yo veo otra cara y veo que sí leemos, veo gente que dice que ya va a desaparecer el libro físico, pero veo también gente que llega cuando sale un libro y casi casi lo abraza, hay mucho cariño a la lectura.
“Mientras esté ahí la semilla no veo porqué vaya a desaparecer el libro”, comentó Sergio Treviño.