Euterpe
Rogelio Guedea (Colima 1974) con Lady Gaga (Ático, 2025) esboza una biografía poética de la cantante estadunidense, tocando eventos traumáticos en la vida de este icónico personaje; convencido de que la poesía exorciza, Guedea propone con sus versos una reconciliación con el abismo personal de Stefani Joanne Angelina Germanotta (nombre real de la cantante) y le canta enamorado:
Oh mi Gaga,
en tus pequeños pies de niña dulce ya estaba tu destino
tú lo podías ver y tocar cuando jugabas con ellos
a correr por el jardín.
Por eso a ti no te duele el cuerpo, te duele el mundo,
El mundo resquebrajado de tu lengua y paladar,
el mundo de tu garganta
ámpula de granadas desgranándose.(Pág. 48)
Y así como el autor no oculta su amor, tampoco se ocultan las heridas que se convierten a través de los versos de Guedea en hermosos acantilados.
Yo soy uno de los ciento catorce millones que escucharon una de sus canciones este mes por Spotify, su versatilidad me emociona: actriz, cantante, activista, Gaga compagina todos sus talentos y sobresale en este mundo resquebrajado, ante sus actos —performáticos o no— uno no puede cerrar los ojos ante una musa universal de este tamaño.
Ventaneando a otras musas
Rubén Bonifaz Nuño con Pulsera para Lucia Méndez (Plaza y Valdés,1989) y Arnulfo Vigil con Gloria Trevi y otros cielos (Presidencia municipal de CD. Guadalupe NL,1993) le habían declarado su amor en libros de poemas a estas hermosas mujeres, poseedoras de talento y que supieron aprovechar la fama. Lucía y Gloria, ahora con muchas desgracias a cuestas, no sé si sigan siendo hermosas, no sé si ya deben retirarse o si aún cantan, alguna vez las vi en vivo: a la Méndez de muy lejos en un Siempre en domingo que se grabó en la Monumental Monterrey (yo estaba hasta atrás —de las gradas, aclaro) y a la Trevi en un McDonalds de McAllen, más cerquita. A las dos las vi, ok, ok, a las dos las admiré, pero en lo personal mis musas han sido más terrenales, aunque puedo decir como hombre enamorado que igual de brillantes y de hermosas para mi mundo.
Pati Chapoy: —Lo que no dijo Alanís Pulido, es que tiene un poema de amor que le hizo a Regina Orozco, ¿cómo ves, Pedrito?
Pedro Sola: —Ay Pati, ¿qué podemos esperar de los poetas? Ha de ser de esos que le escriben a una y luego a otra, yo recomiendo mejor no leerlos.

La poesía es un faro…
La poesía es un faro y el poeta el fulgor que se arroja hacia la tempestad, digo esto porque escribir poesía es correr todos los riesgos, no sé si la musa escoge al poeta o viceversa, quiero pensar que ambos son una canción, y el poema los canta, que la historia amorosa y trágica que se decide contar no tiene desprendimientos porque algo (a veces una parte o a veces todo) queda intacto después de recordarlo, imaginarlo, escribirlo.
El libro tiene dos caras, no solo el grito del pequeño monstruo como Gaga llama de cariño a sus fans, o la declaración del amante que ha estado ahí siempre acompañándola en su dolor, sino otro estandarte más —necesario como todos—, para visibilizar el poder femenino, encarnado en este caso por la moderna heroína pop que le da un beso en la boca a quien le grite que se va a ir al infierno.
Una sustancia azul parecida al cielo
Oh amada Lady Gaga
antes de despedirme
quiero finalmente confesártelo
eres un hueco en medio del infinito
introduzco mi mano
y extraigo paraísos.(Pág. 51)
El espesor de una voz, la de la cantante es eco en voz del poeta que sosiega el coro de quienes la condenan; el espesor de una voz, la del poeta es el eco en voz de la cantante que medita sobre el mundo, se da entonces el hermoso temblor de los fonemas, se canta a dueto y no hay nada más hermoso que eso, tararear el futuro.
AQ