La declaración de Timothy Rub, director del Museo de Arte de Filadelfia, refleja la importancia de una exposición que abre sus puertas hoy: “Las contribuciones de México durante este periodo son centrales en el desarrollo del arte moderno”.
Considerada como una exploración del rico y fascinante relato de un periodo que no solo marcó la historia de México, sino también de otras partes del mundo, el Museo de Arte de Filadelfia (MAF) alberga la exposición Mexican Modernism: Painting the Revolution 1910-1950 (Pinta la Revolución. El arte moderno mexicano 1910-1950), la cual fue presentada en la residencia oficial de Los Pinos por el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, y el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa.
“Realizada en conjunto por el Museo del Palacio de Bellas Artes y el MAF, ambas instituciones colaboraron a lo largo de cuatro años para poder conjuntar una de las exposiciones más completas del arte moderno mexicano presentadas hasta ahora, y que mostrará la evolución de la plástica mexicana en la época posrevolucionaria”, destacó el vocero presidencial.
Es una muestra integrada por 280 obras, provenientes de 30 colecciones públicas y 20 privadas, que es la más completa que en más de siete décadas se ha presentado en Estados Unidos (EU) acerca del modernismo mexicano.
“Si bien es una lectura mexicana”, señaló Tovar y de Teresa, “tiene elementos muy interesantes que nos remiten a esa etapa de la historia de México, cuando el arte mexicano no solo era valorado en EU, sino que los artistas mexicanos eran parte de la vanguardia del arte universal y en la Unión Americana tenían una importante presencia”.
Creación de vanguardia
Imágenes digitalizadas de murales, pinturas, fotografías y libros conforman la muestra, con piezas de Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Rufino Tamayo, Dr. Atl, María Izquierdo, Roberto Montenegro, Carlos Mérida y Manuel Álvarez Bravo, entre otros.
Una de las novedades es el trabajo de digitalización desarrollado acerca de tres murales: El retrato de la burguesía, pintado por Siqueiros para el Sindicato Mexicano de Electricistas; The Epic of American Civilization, de Orozco, ubicado en el Darmouth College, en Nuevo Hampshire, y los murales hechos por Rivera para la Secretaría de Educación Pública.
La digitalización se desarrolla entre los museos de Filadelfia y de Bellas Artes, con tomas en 4 K, el apoyo de drones y en la más alta resolución, lo cual será entregado después al Museo Nacional de Arte, destacó Tovar y de Teresa.
Dividida en cinco núcleos temáticos: “Modernismo”, “Pinta la revolución”, “En la ciudad”, “Pinta los Estados Unidos” y “En tiempos de guerra”, la exhibición forma parte del Programa de Exposiciones Internacionales de México, que ya ha organizado 42 magnas exhibiciones de arte mexicano.
La exposición ofrece una profunda mirada a las fuerzas que construyeron el arte moderno en México, un progreso que fue seguido de cerca en diversas partes del mundo. La muestra toma su nombre de un ensayo del novelista estadunidense John Dos Passos, quien vio murales revolucionarios durante una visita a la Ciudad de México en 1926-1927.
Tras su presencia en Filadelfia a partir de hoy y hasta el 8 de enero del próximo año, Pinta la revolución. El arte moderno mexicano 1910-1950 será exhibida en el Museo del Palacio de Bellas Artes a partir del 30 de abril del próximo año, aunque solo será mostrada una parte de las 280 piezas, “debido a los préstamos nacionales e internacionales que se gestionaron para la exposición”, según adelantó Arturo López, subdirector de Exhibición del recinto mexicano.
El reglamento de la Secretaría de Cultura
El encuentro con el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, fue aprovechado para que se le cuestionara acerca del presente del reglamento de la Secretaría de Cultura, del que se había dicho que estaría listo desde abril pasado, a lo que respondió que en la actualidad se encuentra en estudio en el área jurídica del Ejecutivo “y será publicado en breve”.
Sin embargo, el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, señaló que la ausencia del reglamento no cambia el día a día del funcionamiento de la institución, aunque señaló que “tenemos limitaciones administrativas, pero en México no existe un manual para crear una secretaría”.
Al referirse a los recursos, el vocero también explicó que la Secretaría de Cultura no escapa, como el resto de las dependencias, a los recortes presupuestales, siendo el objetivo “que sea el gobierno el que se ajuste el cinturón y no los ciudadanos”.