Siempre ligado a la poesía, al gusto que logró vestir con imágenes gracias a su afición por la fotografía, es lo que a Miguel Ángel Andrade Torres, actual director del Instituto Municipal de Arte y Cultura, ha llevado a romper paradigmas, a demostrar que la pasión por las letras se puede convertir en un modo de vida.
Abogado de profesión, poeta por vocación y fotógrafo por convicción, son las tres facetas que convergen en el diario desempeño del oriundo de Chicontla, Puebla, que supo abrirse camino por sus propios medios, sin renunciar nunca a su deseo de compartir sus letras, sus pensamientos, pero también su visión de la vida, ahora al servicio de la capital angelopolitana.
¿Cuál fue su primera gran pasión, las leyes o las letras?
"La literatura, sobre todo la poesía, el derecho más bien en aquellos años fue una opción, la literatura siempre me ha encantado, siempre he apostado todo por ella, sin embargo en esos días yo sabía que si quería hacer algo con la escritura, o algo en la literatura, tenía muy claro que no debía estudiar literatura, por eso elegí derecho, estaba indeciso entre el derecho y la física, elegí derecho sólo para acabar de desencantarme y saber que ese no era mi camino, el derecho me gusta bastante, me gusta la criminología, la criminalística, el derecho penal, pero descubrí que el mundo del derecho, de los abogados, no era lo mío, sin embargo terminé la carrera".
¿Cómo es que se metió de lleno a la literatura?
"Fue paralelo, desde que estaba en derecho, tomé talleres de poesía, estaba escribiendo, me gané una beca del estado, en literatura, en poesía, después trabajé un rato en periódico, para más tarde estudiar una maestría en literatura en la Universidad de las Américas Puebla. Sabemos que la literatura no es una profesión a la que se pueda dedicar uno de tiempo completo en la vida, para los novelistas, para los cuentistas es distinto, para la poesía, por supuesto, que requiere de disciplina, de una entrega total, pero no hay trabajos de poeta, empecé a desarrollarme en la edición, hice libros, trabajé en revistas, la poesía siempre es en lo que he trabajado, aunque he estado en la cuestión cultural, en la fotografía, la poesía me ha dado el sustento no sólo personal, sino también emocional y espiritual".
En medio de prosas, de versos, llega la oportunidad de emigrar al extranjero, ¿cómo se vivió esa época?
"Ese siempre fue un proyecto mío, hasta que me postulé para el doctorado en Literatura de Expresión Española en la Universidad Laval de Quebec, para mí fue un sueño realizado, fue la primera vez que me dediqué casi por completo al estudio, siempre había estado trabajando y estudiando, por supuesto que trabajé, pero no al mismo nivel, fue una gran temporada, fue un periodo de mucha reflexión, de mucho mirar hacia dentro, de encontrarme, de responder preguntas que había estado evitando, qué quiero ser, qué quiero hacer, hacia dónde quiero ir, qué es lo que me mueve, para qué estoy en este mundo, fue una temporada muy solitaria, pero en el mejor sentido de caminar hacia uno mismo".
Su trabajo también ha estado relacionado a la fotografía, ¿cómo desarrolló esa afición?
"Primero comencé a leer, escribir poesía, pero casi paralelamente comencé con la fotografía, empecé con un curso muy básico, donde me enseñaron a revelar, a imprimir, todavía en la cuestión analógica, ya después me fui solo, también gané una beca en Pachuca, me fui a Buenos Aires porque me gané otra beca, la verdad mucho tiempo tuve una disyuntiva entre seguir con la poesía o seguir en la fotografía, del lado de los literatos me decían que no podía ser escritor y dedicarme a la fotografía, del lado de los fotógrafos decían es que tú eres escritor y no puedes dedicarte a la fotografía, mucho tiempo tuve esa disyuntiva hasta que dije no, sí se pueden las dos, quiero las dos y voy a seguir en las dos, lo que ocasiona esto es que a veces dedico grandes temporadas a la literatura, a veces grandes temporadas a la fotografía, ya no me causa ninguna confusión, la edición me ha dado el gran espacio para reunir ambas".
Tras su paso también como docente, ¿cómo se da el ingreso en el servicio público?
"Justo estando en Canadá, el año pasado, con un compañero hablábamos de los cambios políticos, él me preguntó que si me invitaban a trabajar, si aceptaría, fue hipotético, ahora lo veo profético, dije que lo haría, porque el cambio está en cada uno, aunque se necesita de mucha gente comprometida, con voluntad, con experiencia, consciente de lo que implica la trascendencia de un país. Espero que todas estas visiones, calles, cosas que he visto, que he transitado, que he pensado puedan abonar para que el Instituto Pueda tener una visión mucho más humana, mucho más completa, con la convicción de que es posible hacer muchas otras cosas", concluyó.