Cultura

La noche de Frank Sinatra

EL SANTO OFICIO

Frank Sinatra canta “If I don’t see her each day/ I miss her…/ Gee what a thrill/ Each time I kiss her…” y la tristeza envuelve al amanuense. El sentimiento, la emoción, la ternura desplegada en la letra y música de “Nancy” conducen al 22 de junio de 1991 en el Palacio de los Deportes, donde 15 mil 776 privilegiados fueron testigos del espectáculo con el cual Sinatra brilló intensamente en el cielo de la Ciudad de México.

En la escala mexicana del Diamond Jubilee World Tour, iniciado el 11 de diciembre de 1990 con motivo de su 75 aniversario en un lugar cercano a su natal Hoboken, el temperamental intérprete estuvo acompañado por Steve Lawrence y Eddie Gormé para cautivar al público, para atraparlo con la belleza de sus canciones.

El trapense revisita las imágenes de aquella jornada palaciega y con una discreta y melancólica sonrisa evoca la crónica de Leopoldo Meraz —El Reportero Cor—, quien escribió: “Nada más de entrada hay que advertir la vertical de Sinatra. Una majestad de firmeza y elegancia, una leve inclinación de saludo y agradecimiento a la recepción de aplausos, un juego con la palabra y después una entrega pasional”.

Esa fue la segunda y última actuación de Sinatra en México, antes lo había hecho en el cine Internacional en los cincuenta, cuando la ciudad era una fiesta y numerosos personajes y lugares inauguraban o confirmaban prestigios y leyendas.

Pero esa noche de junio, el cartujo cayó herido de muerte con el Jack Daniels, las fragancias sutiles, las mujeres hermosas y las canciones.

Frente a él estaba el viejo lobo de ojos azules, el personaje contradictorio y genial descrito por Gay Talese en Fama y oscuridad, el amante infiel de Lauren Bacall, el gran amor de Ava Gardner (con quien pasó su luna de miel en el Hotel Regis, de Avenida Juárez), el amigo de mafiosos y políticos, el líder de un clan envidiado y temido al mismo tiempo.

En el centro de la pista estaba él diciendo: “Gracias México, me siento muy contento de estar aquí, de lograr este sueño, esta noche trataré de interpretar algunas canciones que nos harán recordar buenos momentos”.

Al rememorar aquella experiencia el cofrade piensa cuánta razón tenía Brad Dexter, uno de los mejores amigos de Sinatra, al señalar: “Frank tiene un deseo insaciable de vivir intensamente cada momento. Creo que tiene la sensación de que a la vuelta de la esquina todo se extingue”.

Por eso su entrega sobre el escenario, por eso sus amores, por eso el derroche y la urgencia de ser querido las 24 horas del día. Por eso su vigilia y certidumbre: “Soy partidario de cualquier cosa que me permita pasar la noche: una plegaria, tranquilizantes o una botella de Jack Daniels”.

En homenaje a sus 100 años —nació el 12 de diciembre de 1915 y murió el 14 de mayo de 1998—, el amanuense desempolva estos recuerdos de cuando, de rodillas, escuchó a La Voz, uno de los más grandes cantantes del siglo XX.

Queridos cinco lectores, con “My Way” como música de fondo, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.

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José Luis Martínez S.
  • José Luis Martínez S.
  • Periodista y editor. Su libro más reciente es Herejías. Lecturas para tiempos difíciles (Madre Editorial, 2022). Publica su columna “El Santo Oficio” en Notivox todos los sábados.
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