Ser golpeado por un meteorito es una de las cosas más improbables que pueden sucederle a alguien. Pero justo eso fue lo que le sucedió a una humilde mujer de Alabama, cuyos verdaderos problemas empezaron después de la caída del objeto venido del espacio.
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Era la tarde el 30 de noviembre de 1954 en el pacífico pueblo de Sylacauga —en Alabama, Estados Unidos—, y Anne Elizabeth Hodges, de 34 años de edad, dormía una siesta en el sofá de la sala de su casa. De pronto, sucedió lo increíble: un objeto sólido proveniente del espacio entró en la atmósfera, se dividió en tres y uno de los fragmentos cayó sobre la casa de Anne; éste atravesó limpiamente el techo de madera, rebotó en una mueble de madera y en una radio, para finalmente impactarse sobre el costado izquierdo de la mujer.
El caso de Anne Hodges ha sido el único registrado en la historia de un cuerpo de origen extraterrestre que lesiona directamente a un ser humano, pero ella no ha sido la única persona que ha experimentado un impacto semejante: en 1992, un joven ugandés fue golpeado por un fragmento minúsculo de un meteorito, pero no sufrió lesión alguna; más recientemente, en febrero de 2013, el asteroide más grande registrado en un siglo cayó en la zona de los Urales y la onda expansiva causó lesiones a cerca de 1600 personas.
Pero, volviendo a la historia de Hodges y su encuentro con el meteorito Sylacauga, aunque sobrevivió al fuerte impacto físico y, debido a él, se convirtió en la celebridad mediática del momento, sus problemas empezaron cuando su casera reclamó la propiedad del asteroide, bajo el argumento de que había caído en su casa, de modo que ambas se vieron envueltas en un desgastante proceso legal. Las consecuencias psicológicas del incidente parecen haber sido devastadoras: Anne terminó divorciándose de su marido, y su salud física y mental se vio tan deteriorada que murió a causa de una falla renal en la soledad de un asilo. Pero no todo fue tan trágico: un vecino de Hodges, de nombre Julius Kempis McKinney, encontró otro pedazo del meteorito y, con ayuda de un abogado, logró venderlo; con las ganancias, McKinney se hizo de una casa y un coche.
A pesar de estar protegido por su atmósfera, nuestro planeta está siendo constantemente bombardeado por objetos de todos tamaños provenientes del espacio. Sin embargo, según las estadísticas, la probabilidad de que mueras a consecuencia de la caída de un meteorito son de una entre 1’600,000 —para que tengas una idea de qué representa esto, las probabilidades de morir golpeado por un relámpago son de una entre 75 mil.
FM