La campana de Dolores, que desde 1896 cada 15 de septiembre repica para conmemorar el inicio de la Independencia de México, fue limpiada y restaurada ayer bajo la dirección de Lilia Rivero Weber, conservadora de Palacio Nacional.
Notivox siguió el procedimiento emprendido por los expertos que dieron conservación preventiva a la esquila conocida como Campana de la Independencia, fundida en 1768 por la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores, obispado de Michoacán, dedicada a san José, que en 1896 fue trasladada desde Dolores Hidalgo, Guanajuato, hasta Palacio Nacional por instrucciones del entonces presidente Porfirio Díaz.
A 22 metros de altura se encuentra la campana de Dolores, de 750 kilogramos de peso, que sonó por primera vez en la Ciudad de México con motivo de la celebración del 86 aniversario del inicio de la gesta independentista. Y justo a esa altura Rivero Weber realizó la inspección y el diagnóstico para que los especialistas procedieran a intervenirla.
Al bajar de la grúa, la también restauradora explicó que la campana de Dolores presentaba “bastante acumulación de polvo y desechos de las aves, debido a que no tiene un elemento que la proteja, pero así debe estar, a la vista de todos los mexicanos”.
Las indicaciones de Rivero Weber fueron claras y con ellas los expertos procedieron a eliminar el polvo que la cubría y lo hicieron con un aspirado y con un solvente no iónico, para no afectar el cobre de la campana de Dolores. Al final aplicaron una cera microcristalina para protección de metales y garantizar de esa forma la preservación del símbolo patrio.
Sube y baja
En mayo de 1926, al ampliarse el tercer piso de Palacio Nacional, la campana de Dolores fue retirada de su emplazamiento. Una vez concluidos los trabajos de la fachada principal fue reinstalada el 15 de septiembre en el nicho en que permanece desde entonces, precisa la conservadora de Palacio Nacional.
En su momento, agrega, el presidente Adolfo López Mateos ordenó la fabricación de 32 réplicas de la campana para las celebraciones del 150 aniversario de la Independencia. En 1985 el presidente Miguel de la Madrid ordenó que la campana fuera bajada de su emplazamiento para que, con motivo del 175 aniversario de la Independencia, realizara una gira por todo el país. Un año después regresó a su nicho.
En el 2003 la “esquila de san José” fue bajada nuevamente para ser sometida a un trabajo profundo de restauración.
Fa sostenido
La campana de Dolores mide 1.04 metros de diámetro mayor y 0.72 centímetros de altura. Tiene una aleación de 90 por ciento de cobre, 9.7 por ciento de estaño y 0.3 por ciento de plata con huellas de oro, según un muestreo tomado para hacer sus réplicas en 1960.
Rivero Weber detalla que la campana de Dolores presenta un alto relieve floral colocado en rombo, generando una cruz arriba, y abajo se aprecian dos fajas, la primera con el nombre de san Joseph y la otra con la fecha de su fundición, 22 de julio de 1768.
El contrapeso de madera, de acuerdo con los análisis efectuados por el laboratorio de Arqueobotánica del INAH, se ha identificado como mezquite. En los estudios para la identificación electrónica de sus características tonales, se encontró que la campana produce un tono en fa sostenido.
Hallazgo histórico
En agosto de 2003, la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, realizó una intervención para determinar el estado de conservación y proceder a la restauración de la campana de Dolores.
Durante esas intervenciones, que incluyeron el nicho del esquilo, se encontró una nota de un cantero al interior de este símbolo patrio, explica Lilia Rivero Weber, conservadora de Palacio Nacional, quien hace 13 años participó de este hallazgo como restauradora.
En letra manuscrita la carta lleva la firma del señor Tomás Torres, donde dice que él trabajó en esta pieza el 30 de agosto de 1926: “Con el presente saludo a mis compatriotas de las futuras generaciones, deseándoles miles de felicitaciones. ¡Viva México!”.
Asimismo, los restauradores dejaron otra carta al interior de la campana de Dolores en la que se explica que el símbolo fue restaurado en 2003 y que la misiva de don Tomás la resguarda el Conaculta, hoy Secretaría de Cultura.