"En Apulco casi no hay nadie, a lo mucho habrá unas 300 personas. Realmente yo tengo poco de conocer el pueblo, pero cada vez se queda con menos gente por la escasez de trabajo... quienes viven aquí salen a buscarlo a otro lado", dice Bruno Martínez, sacerdote perteneciente a la orden de los Monjes Adoradores del Santísimo Sacramento que habitan la Hacienda de Apulco, edificada en 1884 que perteneció a la familia Pérez Rulfo Vizcaíno y que les fue donada por Esperanza Paz viuda de Severiano Pérez Rulfo, hermano de Juan Rulfo.
Apulco expira algo de borlote sólo al pie de carretera, en los depósitos de vinos y licores que están de paso... los sábados y domingos más... los sedientos y hambrientos se detienen por un chorro de cerveza y chicharrones, una plática y mariachi.
El silencio comienza en la esquina del monasterio. A donde vaya la mirada hay un dejo de abandono: En las calles no faltan muros invadidos de matorrales; ladrillo y madera roídos bajo el sol, una Basílica sin párroco ni fieles por horas y un atrio con naranjos. Para el hermano Bruno Martínez Apulco es un lugar privilegiado, porque "según Rulfo él nació aquí en la hacienda que pertenecía a sus abuelos, lo que representa un privilegio, pues si uno lee sus obras nos damos cuenta de que realmente vivimos en el ambiente que él describe, me refiero particularmente al monasterio".
En el zaguán hay una placa que explica cuando fue fundado el monasterio y un agradecimiento por parte de la orden a Esperanza Paz y Severiano. En el recibidor el hermano Bruno prosigue: "Nuestra experiencia aquí ha sido muy rica e incluso nuestro padre fundador, el padre Cornelio Moya Ramos, quien fue sacerdote franciscano decía que Juan Rulfo era un profeta. Él interpreta que El Llano en llamas es una profecía de lo que posteriormente sería Apulco. Nuestra misión en el apostolado es amar a Jesús en la Eucaristía y esta hacienda convertida en monasterio es parte de un llano en llamas de la fe".
Martínez se levanta, cruzamos el zaguán e inicia el recorrido. "Esta es la parte vieja de la hacienda, esta, la habitación en la que nació Juan Rulfo. Tenemos un escritorio de él, hay algunos del pueblo que quieren traer cosas de Rulfo ahora en mayo. Son personas que promueven actividades culturales de aquí, del pueblo. Han pensado en exhibir fotografías para celebrar su centenario, una actividad pequeña, modesta. Como ve la parte de la hacienda que da al Oeste es la más antigua y la más conservada, lo demás lo tuvimos que reconstruir, todo estaba muy deteriorado", precisa.
La hacienda reconstruida
Martínez no para de caminar y comenta "Nuestro padre Cornelio Moya fue asistente por muchos años de nuestras hermanas Las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, la orden fundada por la Beata María Magdalena de la Encarnación en 1807 en Roma, Italia. Las adoratrices están presentes además de México en España, Austria, Kenia, Chile y Estados Unidos. Ellas le pidieron que fundara la rama masculina de la orden en México y debido al empeño puesto por nuestro padre, la Santa Sede lo gratificó permitiéndole realizar esa petición. Iniciamos nuestros ejercicios en Tecalitlán. Ahí conoció al padre Teodoro Guerrero quien es de Apulco, quien le dijo a nuestro padre que hablara con la señora Esperanza para que le pidiera la hacienda. Él le manda una carta y ella decide donarle la hacienda. Esto que le platico sucedió en 1973. Los hermanos vinieron a ver cómo estaba la hacienda. Durante varios años se trabajó y se le hicieron arreglos. Fue hasta 1994 que se fundó este monasterio. Aquí están los restos de la señora Esperanza Paz y Severiano Pérez Rulfo. Los de Don Carlos Vizcaíno y su esposa Tiburcia Arias, abuelos maternos de Juan Rulfo que fueron los anteriores dueños de la hacienda están aquí enfrente en la Basílica de Apulco".
Después de rodear el patio principal, pasamos a un segundo patio, muy diferente al primero. En lugar del piso de cantera y fuente, aquí se camina entre césped, buganvilias y obeliscos de diversos colores, cactus, un pozo, también desde aquí puede verse la torre de la Basílica, al fondo del patio está una capilla. "Fue Carlos Vizcaíno quien construyó la hacienda y hay muchos motivos que hablan de un viaje que hizo a Roma en compañía de un sacerdote. Se embarcaron en el puerto de Veracruz y él fue a pedirle un santo favor al padre y estando en Roma, el sacerdote le aconsejó a Carlos Vizcaíno que le pida la agregación del templo a la Basílica de San Juan de Letrán del Papa. Al año de su regreso, Vizcaíno recibe la noticia de que ha llegado a Colima una respuesta positiva a su petición y que la Basílica de Nuestra Señora del Refugio de Apulco fue agregada a la Basílica de San Juan de Letrán. Todo lo que se puede ir a hacer a Roma espiritualmente, aquí se puede obtener".
La capilla, el refectorio y sus vitrales
"Nosotros somos monjes de vida contemplativa, somos la rama masculina de Las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento. Nuestra misión dentro de la Iglesia, es la vida contemplativa, nuestro lugar es el corazón. Nuestro apostolado dentro de la Iglesia es testimonial con nuestra vida, que la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía se manifieste mediante la santa adoración".
Las etapas de formación de los monjes de esta orden, según Martínez, comienzan con un mes de experiencia de vida, durante ese mes los aspirantes ven que hacen y cómo viven los monjes que ya han emitido sus votos. Durante ese tiempo se evalúa al aspirante. Después el aspirante entra a un periodo de vida que puede ir de tres a seis meses, según el caso. "En esta etapa ellos ven más de cerca lo que es la oración, el estudio, el trabajo; posteriormente si ellos deciden continuar, viene la etapa del postulantado, en la que el joven ya se siente más integrado a la comunidad, ya tiene más responsabilidades, es una etapa que dura un año. Si deciden continuar lo hacen con el noviciado que dura dos años. Es en esta etapa en la que los novicios "ya viven el carisma, comienzan a darse cuenta de nuestro lugar dentro de la Iglesia y de nuestro hacer dentro de esta, y pues aquí donde sopesan estas dos cosas. Después de esto viene la primera profesión que tiene una duración de tres años, en esta etapa ya usan hábito. Después de estos tres años viene una renovación de cinco años, quien logra terminar este periodo ya puede entonces emitir sus votos perpetuos". Estamos en el refectorio, uno que siempre está iluminado: El sol de la mañana entra por los vitrales del Este y el de la tarde por los vitrales del Oeste. Al fondo está la cocina, provista de un horno industrial, no pequeño, no muy grande.
La tienda de raya ahora pizzería
El hermano Bruno Martínez, reconoce que la vida monástica en México es muy escasa, ellos apenas si cuentan con tres monasterios, el primero que fundaron está en Rosarito, el segundo es este de Apulco, Jalisco y el tercero está en Mocochá, Yucatán.
Para sobrevivir los monjes de Apulco cocinan y venden galletas, pan, pizzas y algunas cosas de temporada como la Rosca de Reyes por mencionar un ejemplo. "Son galletas y pan de avena, nata, puerquitos de piloncillo, pan de elote, pay de queso y algunas otras cosas de repostería". La antigua tienda de raya de la hacienda situada en la esquina Suroeste es utilizada por los monjes como pizzería. Se trata de un establecimiento de mobiliario austero. De una de las paredes cuelga un menú sin muchas opciones.
"Como el pueblo es muy pequeño, nosotros nos vemos en la necesidad de salir a otros pueblos para vender nuestros productos. Vamos a San Gabriel, Tuxcacuesco y Tonaya, entre otros. Las pizzas sólo las vendemos aquí en el establecimiento, generalmente abrimos los fines de semana sábados y domingos de 19:00 a 22:00 horas".
La vida monástica les permite ofrecer servicios de hospitalidad dentro del monasterio. "Ofrecemos hospedería, para atender a personas que buscan experiencias de vida contemplativa, pueden hospedarse máximo tres días".
Martínez comparte que los turistas pueden venir y experimentar cómo es la vida monástica, participar de la oración y la adoración". El monasterio se ubica en la calle Juárez 7, en Apulco, Jalisco. La orden cuenta con la página en Facebook Monjes Adoradores Apulco.
SRN