Investigaciones sobre el insomnio crónico establecen que las personas que duermen menos de cinco horas diarias durante un año tienen un riesgo de entre 45 y 75 por ciento de sufrir infartos fulminantes, informó Alejandro Jiménez Genchi, coordinador de la Clínica del Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría.
“Los rangos establecidos oscilan de 45 a 75 por ciento sobre las probabilidades de sufrir un infarto mortal y esto obedece a las alteraciones en el sistema nervioso simpático, que regula los latidos del corazón, las contracciones y dilataciones de las arterias, así como el ritmo y la frecuencia cardiaca”, refirió tras citar los estudios efectuados, uno de ellos en Noruega con pacientes mayores de 40 años.
El insomnio persistente, que llega a grados crónicos, combinado con otros factores de riesgo como el tabaquismo, son condicionantes para que una persona sufra infartos mortales, añadió el especialista en el marco del Día Mundial del Sueño, que se conmemora el 17 de marzo.
La prevalencia de mala higiene del sueño —término que refiere a no dormir bien— en el país oscila en 45 por ciento en personas adultas; entre las consecuencias inmediatas se encuentran el ausentismo laboral, el cual es dos veces más frecuente que en el resto de la gente y lo cual se traduce en una pérdida anual de casi 90 mil pesos por cada trabajador.
En México, dijo Jiménez Genchi, se calcula que alrededor de 30 millones de habitantes sufre algún grado de insomnio y solo 5 por ciento acude a consulta médica, a pesar de que la falta de sueño eleva tres veces la posibilidad de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, hipertensión y trastornos mentales.
En el caso de la diabetes, advirtió, las personas que duermen menos suelen desarrollar resistencia a la insulina y, por lo tanto, la regulación de la glucosa se altera. Además, disminuye la secreción de leptina, es decir, de la hormona de la saciedad favoreciendo una mayor ingesta de alimentos y descontrol metabólico con tendencia a subir de peso.
Jiménez Genchi dimensionó el impacto que tiene el insomnio en el desarrollo de comorbilidades. Por ejemplo, 66.67 por ciento presenta más de un padecimiento: 23 por ciento obesidad; 17.95 hipertensión y 14.74 por ciento diabetes mellitus.
“Si las personas duermen menos de cinco horas el riesgo de desarrollar diabetes es tres veces más y si lo hacen menos de seis horas existe 3.5 veces más riesgo de presentar hipertensión”, aclaró.
Las personas con insomnio también tienen tres veces más probabilidad de desarrollar trastornos mentales, básicamente depresión, que resulta altamente discapacitante e impide que una persona se levante de la cama aun cuando no puede dormir. Además tiene otras consecuencias, como la afectación en el sistema inmunológico.
En la lista se suman otros padecimientos, como ataques de ansiedad, asma, osteoporosis, fibromalgia, artritis reumatoide, artrosis, cefalea y accidentes constantes, que derivan en esguinces cervicales por falta de reflejos o choques a la hora de manejar. También afecta severamente la vida sexual, reduciendo el número de encuentros.
Para el especialista, pasar tres noches de insomnio ya es un motivo de alerta para acudir a atención médica; lamentablemente la poca conciencia sobre la higiene del sueño propicia que la gente vea normal dormir mal.
El problema del sueño es mundial. Solo la tercera parte de la población duerme bien y en el resto de casos el insomnio dura más de seis meses; 50 por ciento llega a grados crónicos.
“En el país, la falta adecuada de sueño es más frecuente en mujeres que en hombres, con una proporción de dos a uno, situación que tiene que ver con factores hormonales, la menopausia y el síndrome premenstrual, y los psicológicos, donde ellas se preocupan más por ciertas cosas”.
Si bien en México se está visualizando el problema, la realidad es que no existe infraestructura médica ni el número de especialistas —se calculan aproximadamente 300— para atender toda la demanda de salud causada por una mala higiene del sueño.