El Instituto Nacional de Cancerología (Incan) cuenta con uno de los departamentos de urología más importantes del país en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los tumores del aparato genito-urinario. Cada año, de acuerdo con Miguel Ángel Jiménez, jefe del Departamento de Urología Oncológica del instituto, se efectúan alrededor de mil 500 procedimientos endoscópicos entre pacientes que sufren de tumores de vejiga, próstata, cavidades renales y de pene.
"El departamento de Urología cuenta con la infraestructura de vanguardia para llevar a cabo estos procedimientos con los más altos estándares de calidad", destacó.
Además, es líder en su campo y participa activamente en los programas académicos en la formación de residentes de posgrado y es la sede del único curso de alta especialidad en urología oncológica reconocido por la Universidad Nacional Autónoma de México, del cual han egresado 24 especialistas en esta área médica del país y de Latinoamérica.
Abundó que de igual manera se atiende a los pacientes con cáncer de próstata y de testículo dentro del esquema del Seguro Popular, con lo cual se beneficia a los hombres que padecen los tumores más frecuentes tanto en la juventud como en la edad madura.
Según el registro nacional de cáncer genitourinario, en México existen alrededor de 7 mil 400 varones que sufren este tipo de padecimientos y la mortalidad anual oscila en aproximadamente 5 mil casos, debido a que llegan a etapas tardías por cuestiones vinculadas a la negación de acudir al médico por temor y prejuicios.
MÉTODOS DE ALTURA
El especialista señaló que en el departamento de urología siempre está a la vanguardia de los avances científicos y tecnológicos de nuestra especialidad desarrollando e implementando nuevas técnicas como la cirugía de invasión mínima (laparoscópica) que desde 1996 inició y que actualmente, gracias al apoyo de la Dirección General, se ha convertido en tratamiento estándar para atender el cáncer de próstata, el de vejiga y riñón.
Dentro de los proyectos tenemos uno de los más importantes que será la cirugía laparoscópica asistida con robot, lo que nos colocará a la altura de las principales instituciones mundiales en el campo del tratamiento quirúrgico del cáncer genito-urinario.
No obstante, Jiménez explicó que aunque el Incan es de las pocas instituciones integrado con un grupo de especialistas multidisciplinarios, requiere de fortalecerse con equipo sofisticado para tratar uno de los cánceres con mayor nivel de complejidad y lograr también reducir tiempos de intervención y de hospitalización.
"Si logramos obtener los recursos necesarios, que son 600 mil dólares, se podría adquirir el aparato Uroskop que elevaría la efectividad de los resultados de diagnóstico y de tratamiento de dicho cáncer, sobre todo, porque disminuiría el dolor entre los pacientes", aseveró tras referir que el equipo tiene 30 años de vida productiva.
En la actualidad, dijo, este tipo de tumores impide sedar al paciente: "Para colocar el catéter es necesario introducirlo a través del pene para llegar a los conductos urilaterales del riñón y, este procedimiento, resulta sumamente doloroso.
"Se necesita de una alta capacidad y entrenamiento para que a la hora de introducir el catéter se haga sin dañar otros órganos ni causar lesiones y éste quede bien situado.
"Si se logra poner adecuadamente, se traslada al área de imagenología, se procede a efectuar una endoscopía y a realizar el procedimiento quirúrgico requerido".
Con este aparato, además, de poder anestesiar al paciente, lograr la colocación exacta del catéter, se haría en la misma área todo el procedimiento. No se movería a la persona y se reduciría los tiempos de intervención, explicó.
Inclusive, dijo, los procedimientos podrán servir vistos mediante monitor por el personal a efectos de capacitarlos.
"Verían la maniobras, tenemos una pantalla de rayos X donde estamos inyectando medios de contraste con lo que se reduce cualquier posibilidad de perforación. Lo que da este tipo de herramienta es seguridad".
El equipo de trabajo está constituido por dos médicos adscritos, una secretaria y dos enfermeras, todos plenamente convencidos y
comprometidos con su trabajo y misión institucional, quienes proporcionan la atención a los pacientes con una gran calidad humana y académica.
"Llevamos a cabo varios protocolos de investigación para el tratamiento de las etapas avanzadas del cáncer de próstata y participamos en la elaboración
y publicación de guías de manejo nacionales, artículos científicos y conferencias en las reuniones científicas de las principales sociedades relacionadas con la oncología", precisó.
EL MAL EN CIFRAS
Un cáncer raro en su incidencia es el de pene, ésta es de entre 0.5 a 1.6 por 100 mil individuos en Europa y de entre 0.7 a 0.9 por 100 mil en Estados Unidos, pero su incidencia puede ser mayor en algunos países llegando hasta 10 por ciento de las neoplasias malignas en el hombre, como en India. La edad al diagnóstico de mayor frecuencia oscila entre los 50 y 70 años.
En México, el registro anual, que no está actualizado, ubica al cáncer de pene en 346 casos, para una tasa de incidencia de 0.91 por 100 mil varones y 0.31 por ciento del total de las neoplasias malignas, mientras que la muerte ocurre en 103 casos, ello en una tasa de mortalidad.
En este tipo de padecimiento, de acuerdo con el especialista, se consideran lesiones premalignas los cuernos cutáneos y la papulosis Bowenoide, pero las lesiones de alto riesgo incluyen la neoplasia intraepitelial peneana, la eritroplasia de Queyrat y la enfermedad de Bowen, así como la balanitis xerótica obliterante y la leucoplaquia.
El carcinoma de células escamosas (CCE) o epidermoide representa 95 por ciento de los casos y es superficial en 40 por ciento de ellos.
Por lo regular la lesión primaria compromete al glande (48%), prepucio (21%) o ambos (9%), al surco coronal (6%) y cuerpo del pene (2%). Usualmente no son lesiones dolorosas.
Los factores de riesgo son fimosis (estrechez de la abertura del prepucio que impide descubrir el glande total o parcialmente), higiene deficiente, zoofilia y tabaquismo. Por el contrario, la circuncisión neonatal se considera un factor protector contra el cáncer de pene.