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Iluminarán la "pirámide" más vista de México

El vestigio está en el Metro Pino Suárez y será intervenido para convertirse en el más conocido del país; a la estructura se le añadirán luces y video mapping.

El vestigio arqueológico mexicano más visto es el adoratorio Ehécatl (Dios mexica del viento), más conocido como “La Pirámide de Pino Suárez”. Tan solo, al primer trimestre de 2017, la vieron 4 millones 912 mil 583 personas, usuarios de las líneas 1 y 2 del Sistema de Trasmporte Colectivo, Metro, según recuento de esta misma institución.

Por ello, además de sus labores anuales de limpieza se iniciarán trabajos para que antes de que termine el año luzca una iluminación adecuada, autorizada por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) y un video mapping que tres veces al día brindará información acerca de este importante espacio.

De acuerdo con Vanessa Bohórquez, directora de Cultura del Metro, “dentro de las cosas que se presentaron como proyecto ante el Consejo de Antropología fue un trabajo de iluminación, que no es de luz y sonido como lo conocemos; lo que nos permitieron fue solamente luz cálida y fría para acentuar algunos de los puntos que la gente deja de ver a su paso, en razón de que una de sus bases es redonda y de que a la vista tiene 3 etapas constructivas”.

“El mapping, nos permitirá cumplir con el principio elemental de la conservación que es la difusión. Así las personas que cruzan por ese lugar podrán ver, durante unos minutos, información aledaña a la pirámide. Esta fase la tiene que autorizar el INAH, pero con los recientes descubrimientos del templo, también dedicado a Ehécatl, en la calle de Guatemala, en la Gran Tenochtitlán, los tiempos así como la información
están cambiando”.

Sin precedentes

En opinión de la funcionaria, esta intervención no tiene precedentes porque por primera vez se cumplirá al pie de la letra con lo que estipula el INAH, “sentando las bases de la protección al monumento para el resto de la historia”. Además esta intervención es importante porque el vestigio, descubierto en 1969, representa el punto de quiebre de una política de conservación y documentación que contribuyó, años después, a la creación de Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, publicada el 6 de mayo de 1972.

“Las construcciones de las líneas 1 y 2 del Sistema de Transporte Colectivo, Metro, que arrancaron el 19 de junio de 1967 representan la punta del iceberg de una enorme problemática de salvamento del patrimonio arqueológico. Antes de ello habíamos visto en todo el espacio frente a Palacio Nacional cómo las máquinas de excavación destruyeron todo lo que ahí se encontraba, las estructuras, las escalinatas. Ya para los trabajos en Pino Suárez había mucha presión”.

Así recuerda el arqueólogo Raúl Arana quien entonces participó del grupo de salvamento de los vestigios arqueológicos, para estas obras desde el Departamento de Prehistoria del INAH.

De acuerdo con el especialista que cuenta con 50 años de trayectoria las exploraciones iniciaron en mayo de 1968, a cargo de la constructora ICA (Ingenieros Civiles Asociados); esta pieza formaba parte de una plaza que, por lo menos, tenía 100 metros de ancho, rica en construcciones como adoratorios, celdas habitacionales, muros, plataformas.

“En realidad —dice— es una pirámide sobre otra hasta completar seis que corresponden a sus etapas constructivas que van de 1500
a 1519. Era una especie de aduana de todo un centro ceremonial del acceso que iba de la calzada de Iztapalapa a Tenochtitlán, y en el otro sentido comunicaba al Valle de México hacia la costa del Golfo.

Diferentes intervenciones

En su artículo Arqueología en el metro de la Ciudad de México, Carlo Ardán Montiel cita un dictamen de aquella época, de la arqueóloga Rosalba Nieto: “…a las diversas estructuras y habitaciones tipo palacio asociadas al basamento circular… se les adjudica una extensión de 2 hectáreas que incluyen los diversos palacios y templos, algunos de ellos todavía en el subsuelo… era un gran palacio azteca con patios, múltiples espacios públicos, administrativos y de habitación, que fueron destruidos para hacer la estación (del Metro). Lo único que se pudo conservar fue el basamento piramidal”.

Este vestigio ha recibido diferentes intervenciones, siempre a cargo de Raúl Arana: 2002, 2003, 2009 y ahora en 2017, en que se busca ofrecer más información sobre él para que la gente se lo apropie. Bohórquez dice que al año esta pirámide es vista por 19 millones 650 mil 322 personas en promedio, mientras que con información de la Secretaría de Turismo explica que en 2016, 3 millones 852 mil 129 personas visitaron Teotihuacán y Chichén Itzá estuvieron 2 millones 107 mil 410 personas. “Lo importante ahora es que la conozcan”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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