El retrato de Leocadia Zorrilla, un óleo de 82.5 por 58.2 cm, en el que Francisco de Goya y Lucientes (Fuentedetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, 1828), inmortalizó a la mujer que lo cuidó hasta los últimos días de su vida, forma parte de la exposición que el Museo Nacional de San Carlos le dedica al artista español.
La exposición Francisco de Goya, único y eterno permanecerá del 11 de noviembre hasta el 20 de marzo; presenta 128 obras provenientes de colecciones de museos nacionales e internacionales, como el Nacional del Prado, Hammer, Meadows, Soumaya, Franz Mayer y de la Basílica de Guadalupe, así como de colecciones privadas.
De acuerdo con el Museo del Prado, que prestó Leocadia Zorrilla, esta mujer “nació en Madrid el 9 de diciembre de 1788. Fue huérfana y de excelente posición económica; era prima de Gumersinda Goicoechea, nuera de Goya. Para unos fue solamente el ama de llaves del artista, emparentada con la familia política del hijo de Goya, y a quien, al separarse del marido que la había arruinado, le buscaron trabajo en casa del artista, viudo desde 1812. Para otros, fue la compañera sentimental de los últimos años de Goya, con quien vivió en Madrid y Burdeos hasta 1828, acompañada de dos de sus hijos”.
Pero a su muerte, en 1856, Leocadia fue enterrada en una fosa común de la parroquia de San Martín, con sepelio de pobre, y no figura, como consta en otras publicaciones, como enterrada en el panteón de la familia Goya en la Sacramental de San Isidro.
Esta obra, junto con Estudiantes de la Academia Pestalozzi (1806-1807), que viene del Museo Meadows, y Pelele, (1791), del Museo Hammer son las joyas de la exposición de Goya, que también presenta las famosas series de grabados Los caprichos, Los disparates y La tauromaquia.
Un precursor de la modernidad
Goya fue uno de los artistas más polémicos y representativos del arte español de los siglos XVIII al XIX, quien fue nombrado pintor del Rey en 1786. Ahora el Museo Nacional de San Carlos ofrece una magna muestra con una selección de los trabajos más representativos de las tres series antes mencionadas.
La muestra ofrecerá al público una visión panorámica del trabajo de Goya, quien, a decir de la crítica de arte, inauguró la modernidad y no solo eso, sino que fue capaz de retratar con un espíritu crítico a la sociedad de su época, con su mirada de pintor de la Cámara del Rey.
Quienes visiten el recinto se enfrentarán a la mirada de Goya y a las enormes transformaciones políticas y culturales de su país, particularmente en sus series de Los caprichos, por la que conocerán sus denuncias de la corrupción; de igual forma, en Los disparates admirarán su fusión entre la fantasía y el misterio, así como su cuestionamiento a la vanidad. En La tauromaquia podrán apreciar su pasión y el drama de la fiesta taurina. Ambas series, originales de aguafuerte, las publicó en 1816, aunque Los disparates los dejó inconclusos.
El Museo Nacional de San Carlos se encuentra en Puente de Alvarado número 50, en la colonia Tabacalera.