En los campos del condado inglés de Shropshire, escondidas bajo la tierra en un agujero de conejo, salió a la luz una serie de cuevas interconectadas en perfecto estado, que se presume que fueron usadas hace siglos por los Caballeros Templarios.
Las cuevas fueron tapiadas por los dueños de la granja en que se encuentran, pues afirman que en ellas se realizaban rituales de magia negra que inquietaban a los lugareños.
TE RECOMENDAMOS: El Santo Grial está en León, señalan historiadores.
A pesar de que las cuevas se encontraban clausuradas, Michael Scott —un fotógrafo nativo de Birmingham— se internó en la madriguera de conejo en busca de las cuevas secretas, y tomó estas fascinantes fotografías del sitio histórico, iluminándolas tan sólo con algunas velas.
Aunque la mayor parte de los locales sostiene que las cuevas tienen unos 700 años de antigüedad y fueron, en efecto, usadas por los Caballeros Templarios avecindados en Inglaterra, hay quienes afirman que más bien fueron talladas en la piedra siglos después por sus seguidores.
Los Templarios, o Caballeros de la Orden del Temple, fueron una poderosa orden militar y religiosa fundada en 1119 para proteger a los peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa. Su nombre se refiere al Templo de Jerusalén, donde se establecieron primeramente; jugaron un papel crucial en las Cruzadas y gozaban de mucho poder económico y político.
En 1307, el rey francés Felipe IV urdió un plan para destruir a la orden y así librarse de las onerosas deudas que tenía con ella; ayudado por el papa Clemente V, les tendió una trampa para acusarlos de herejía, los encarceló y condenó a sus dirigentes a morir quemados en la hoguera. Seis años después, la Orden fue oficialmente disuelta.
FM