Cultura

Leonardo Tarifeño y su crónica interminable

Entrevista

No vuelvas, un periodista entre los mexicanos deportados a Tijuana, es el libro bajo el sello de Almadía que ha traído a la FIL Guadalajara, el autor argentino quien comparte como lo concibió.

Leonardo Tarifeño se ha distinguido por ser cronista, uno del cual pueden extraerse textos al instante, los expira, basta con lanzar una pregunta y un torrente de palabras aflora. En una de sus páginas del libro puede leerse: “Al verme con mi estampita en la mano, primero quiere saber de dónde vengo y luego me comenta que al rato su grupo irá de visita a un panteón. Está a 30 kilómetros de aquí, en California –dice. Es la madre de todas las fosas, no hay otra igual en ningún lugar del mundo. Tiene más de 600 cuerpos de migrantes sin identificar. Y ese lugar es sólo un parte de la historia: desde hace varios años, las autoridades creman los cuerpos que nadie reclama y los arrojan al mar. Para esos muertos ni siquiera hay una tumba sin nombre”.



¿Dígame cómo surgieron estos textos?

Es un tema muy importante porque yo tenía mucho miedo de hacer cosas que yo había visto en Tijuana, sobre todo en la producción de documentales, como de cierto turismo de pobreza; de ir dos días, tres días a Tijuana y creer que ya conoces la historia, y contarla, y hacer un poco de folclore; dramatizar en exceso y victimizar a quienes no tienen nada.



(Tarifeño hace una pausa y yo, con un gesto le pido que siga, parece que me lee la mente):

“Fue un desafío la cuestión de cómo contar el libro, cómo hacerlo. Por eso yo estuve yendo casi dos años hasta allá, hasta encontrar también una manera… no solamente la forma de contarlo, sino la seguridad de que yo tenía algo para decir en esa historia. Una cosa fue el tono, que fue evolucionando y... yo no empecé el libro durante la investigación que estaba haciendo, porque yo no estaba nada seguro de poder contar en mi libro esa historia. Yo no estaba seguro de hacer algo distinto a ese turismo de la pobreza… Fui escribiendo al final de toda esta investigación, durante todo este tiempo fui madurando la posibilidad de escribir, fui teniendo una relación con la gente que aparece en este libro hasta ver que yo tenía un vínculo también con esa situación por mi propia condición de migrante y que no debía esconderlo”.



Usted ha vivido en muchos sitios... (Apenas toma aliento, continúa):

“Tenía miedo de ser arrogante y de creer que tenía yo algo que ver con ellos... Fue entonces cuando me di cuenta que la arrogancia era creerme distinto. Porque yo fui migrante no solamente en México, donde llevo veinte años, sino también en Barcelona, en Hungría y en Río de Janeiro donde viví. Obviamente estamos hablando de situaciones incomparables desde cualquier punto de vista de los recursos de esta gente... Ellos no tienen dos comidas diarias; no tienen donde dormir; no tienen ni documentos, la policía los persigue, pero yo se por mi propia experiencia lo que es dormir en la calle porque me ha pasado. Se lo que es estar sin comida varios días porque me ha pasado; se lo que es no tener una familia a quien acudir porque yo me fui de mi casa a los 17 años. Yo no tengo un vínculo con mi familia. Se lo que es no tener un país porque yo no considero Argentina mi país, pues yo me fui muy chico... Aunque tampoco te diría que México es mi país, digamos, yo lo considero mi país, pero yo no me considero mexicano sería una arrogancia de mi parte también. En todo caso es una forma de ser mexicano, después de estar 20 años viviendo aquí…



Entre la ficción y la fantasía ¿cual acera prefiere?

“Nosotros a los periodistas, al menos en mi experiencia siempre nos dicen cuando empezamos a trabajar en un periódico que contemos lo que vemos, que nunca se nos ocurra inventar nada. Yo vengo mucho de esa escuela, yo trabajé 20 años en el periódico; mi padre es periodista; mi hermana trabajó en radio toda la vida, yo desde chiquito iba a la radio donde trabajaba mi papá. Desde los 18 años soy periodista, tengo 51, entonces para mi el periodismo es una forma de vivir; es una forma de contar la realidad. Para mí hubiera sido un pecado convertir esto en algo que tuviera que ver con la ficción, al mismo tiempo mis héroes literarios no son ninguno periodistas: Son George Orwell, Emmanuel Carrére, bueno George Plimpton es periodista, pero no de los periodistas iberoamericanos. Yo tengo la vocación de contar historias, estudié Filosofía y Letras en Argentina. Combino esas dos cosas, voy del Terror a la Ficción siendo periodista y al mismo tiempo esta afición a contar historias que también está presente en el libro anterior que se llama Extranjero siempre. Estoy un poquito entrenado en eso, pero sí aspiro a que mi libro efectivamente, digamos sea considerado una crónica porque yo no pretendí, ni pretendo, ni voy a pretender nunca hacer algo de ficción, yo ya estoy como castrado por mi escuela periodística. Para mí inventar algo es el mayor pecado, pero al mismo tiempo quiero que las historias que cuento tengan esta voluntad; o aspiración de novela; o de cuento real y que haya una intriga; que haya una extensión; que vaya hacia algún lado; que no sea solamente contar lo que veo y se acabó, sino contarte un cuento que sea real como decía García Márquez”.


¿En qué se diferencía este libro de lo que ya había escrito antes?

Es un punto y aparte. Se trata de una historia que se me apareció, que se me cruzó y que yo no estaba muy seguro de poder contarla… Alguna vez he escrito sobre cuestiones de violencia, de política pero no son mis temas. Tiene algo de punto y parte esto porque yo he escrito, por ejemplo en el libro anterior hay una crónica de cuando me mandaron a Oceánica la clínica de rehabilitación de drogadictos y alcohólicos. Estuve ahí adentro durante dos semanas enviado por una revista. También hice alguna vez una crónica de un día que me hice pasar por un cadenero de un bar de la Ciudad de México; o una crónica sobre un feminicidio en la Pampa; o una historia con una modelo en Río de Janeiro, eran otros registros y esto es una cosa. Creo que aquí hay una cuestión; hay un tono tal vez más humano que los textos anteriores. Ahora que lo pienso me costaría mucho volver a escribir sobre eso, porque yo no sabía que se podía escribir desde el dolor... yo pensaba que tenías que tomar cierta distancia con las cosas y me di cuenta que no siempre, que puedes estar inmerso en algo muy jodido y escribir desde su lugar. Pero no tengo el talante, ni el carácter, ni la personalidad para decir ahora voy hacer algo igual de triste.. No. No puedo, no es mi mundo. Ya lo que tenía que hacer sobre este tema ya lo hice de la mejor manera que pude, por eso creo que tienes razón, tal vez es un punto y aparte, que un punto y seguido”.


. ¿Por qué Tijuana?.. Conozco Tijuana, tal vez no tanto, pero ¿qué vio Usted?

En el caso del libro, aunque lo parezca, Tijuana no es el protagonista, no es un libro sobre Tijuana, Tijuana es el escenario, Tijuana es el lugar del crimen pero lo que yo tengo que hacer es resolver el crimen, entonces aparece Tijuana por supuesto, porque para conocer de cerca este crimen hay que saber las condiciones en que esta ocurriendo, pero no es la protagonista del libro. Yo tenía mucho miedo, tú sabes que en México existe la Tijuanología: García Canclini ha escrito sobre Tijuana; Yépez ha escrito sobre Tijuana; Pepe Rojo ha escrito sobre Tijuana, gente que la conoce mejor que yo porque yo no vivo ahí. Tenía miedo miedo de hablar de Tijuana como si yo la conociera y no es el caso. Lo que yo vi de Tijuana es... que es una sociedad muy castigada. Nosotros desde lejos en la Ciudad de México, al menos donde yo resido, tenemos la idea esta un poco postmoderna de Tijuana como el lugar donde confluyen las culturas. Una ciudad sin mucha raíz; una ciudad de la banda de sonido Nortec. Una ciudad como festiva, muy creativa intelectualmente, pero lo que yo vi en realidad es una ciudad muy castigada por lo que te genera haber vivido en una capital mundial del narcotráfico, que eso te obliga a… Cuando tu sobrevives en una ciudad así, te conviertes en alguien que ha sabido lidiar con el miedo, pero cuando sales de eso no eres la misma persona, tienes ya otra piel y esa piel que te obliga a ser indiferente a muchas cosas porque sino no puedes ni salir a la calle; también te obliga a ser indiferente por ejemplo al fenómeno de la migración, entonces ahora que hay declaraciones muy controvertidas del alcalde de Tijuana sobre este caso... Yo no le caería directamente, no hablaría de racismo, clasismo y tal; pero intentaría. Un poco la idea del libro es hacer que se piense sobre el final de la migración, intentaría pensar por qué se ha hecho una manifestación en Tijuana contra los migrantes. Yo no lo justifico, yo no haría eso, no estoy a favor de eso, pero entiendo que en Tijuana, una ciudad a donde llegan de repente caravanas de diez mil personas en total… 800 niños... entiendo que haya reacciones en ese sentido...


MC/ SRN

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