La de Puerto Rico no cocina la llamada salsa “romántica” del Orquesta El Macabeo mercado, blandengue e insípida. Su especialidad es la sabrosa salsa dura o gorda, como también se le conoce en la isla, sazonada con la energía de otros géneros, más unas letras que abordan problemas sociales.
Con cuatro álbumes de estudio, la agrupación fundada en 2008 grabó el año pasado el disco doble Décimo aniversario en vivo en El Nido. Con 14 canciones, es un testimonio irrefutable de la adrenalina que los 11 músicos producen en el escenario, como ocurrió con su presentación en la Alhóndiga de Granaditas como parte del Festival Internacional Cervantino.
Durante un intermedio en la prueba de sonido, mientras uno de los cantantes interpreta canciones de José José, el bajista José Ibáñez dice entrevista que “salsa gorda (lo pronuncia golda) se refiere más que nada a la salsa de antes, al sonido de Fania, con piezas instrumentales y letras con mensaje”.
El bajista refiere el gusto de la banda por ese periodo de la música “antes de que la salsa se comercializara en el mainstream romántico, un tipo de sonido que se empezó a diferenciar cuando llegaron los cantantes solistas, que era más un producto creado en una mesa de negociaciones”.
Si algo tiene Orquesta El Macabeo a su favor es que durante estos años ha habido pocos cambios de personal, indica Ibáñez. “Cada año que pasa nos vamos conociendo más: hay una sinergia de ensayar todas las semanas y componer juntos. Esto no existiría en una orquesta donde solo te dan tus partituras para que toques y a lo mejor la otra semana las toca otra persona o no conoces a quienes están en los otros instrumentos. El compromiso ha contribuido a que podamos crear nuestro propio sonido”.
Sus canciones invitan a bailar, pero también a reflexionar a través de sus letras.
Es algo que hemos tenido en cuenta desde el principio. Cuidamos mucho que nuestras letras tengan siempre contenido social, aunque sea jocoso. Siempre hay un mensaje serio, incluso dentro de una canción chistosa. Nosotros tenemos el poder de dar nuestro mensaje de mejorar la sociedad. Como están las cosas en el mundo sería un sacrilegio no utilizar este poder para pasar mensajes positivos en lugar de cantar canciones que no importen para nada.
¿Cómo se relacionan los jóvenes con el género?
De manera muy chévere. Tenemos públicos de diferentes y diferentes grupos sociales. Hay rockeros que van a nuestros conciertos, como también hay salseros, gente de diferentes estratos sociales. Nos parece interesante que hemos visto una variedad de estilos de gente en los conciertos.
¿Incorporan otros géneros en su propuesta?
Siempre decimos que somos salsa, pero también utilizamos los diferentes conocimientos musicales de los integrantes para no ponernos cadenas de que si algo no suena a salsa exactamente no se va a hacer. Si se oye chévere, combina y hace sentido, podemos utilizarlo. No estamos atados a nada porque no queremos ser una banda más de fórmula.
Género en la sangre
Hoy la salsa se escucha poco en la radio de Puerto Rico, dice José Ibáñez. “En mis años de crecimiento sí se escuchaba mucho porque la salsa es parte de la cultura boricua. Eso ha ocurrido en los últimos 50 años, incluso desde antes de que le llamaran salsa, con la combinación de los ritmos latinos con la big band. Obviamente el mercado lo domina la música urbana. Hay emisoras de salsa, pero muchas han tenido que recurrir a la música urbana porque si no el negocio quiebra. Sin embargo, la salsa está en la sangre de todo el mundo”.