Más Cultura

Erotismo arquitectónico

Artes visuales


Las fotografías de Candida Höfer que se exhiben en el Museo de San Ildefonso son una oportunidad de sentir el silencio de la arquitectura y contemplar su desnudez. Sus imágenes de gran y pequeño formatos son retratos que nos revelan la personalidad y la corporeidad de los inmuebles que, vacíos, nos muestran sus secretos, esos que son invisibles mientras los recorremos. No se trata de reemplazar la travesía por el original sino de observarlo con sus fantasmas, con su sensualidad. De pronto los inmuebles se exhiben como cuerpos. Su desnudez nos atrae por su sensualidad que nos recuerda por qué la arquitectura es una de las bellas artes.

La exposición Candida Höfer en México es parte de la celebración del año dual México–Alemania, un proyecto especial en el que Höfer nos muestra su proceso creativo y, sobre todo, su uso de la técnica como parte de su discurso e investigación formal como retratista de espacios.

Las 38 imágenes exhibidas fueron tomadas en el otoño de 2015 en México, su selección no es al azar (Teatro Juárez de Guanajuato; Edificio Basurto, Museo Nacional de Antropología, en CDMX, y Biblioteca Palafoxiana, en Puebla, entre otros), si bien podría ser una extensión de la mirada de Alexander Von Humboldt, también expone su familiaridad con la pintura del norte de Europa, su acercamiento nos remite a los cuadros de la escuela flamenca, nos hacen viajar también a discursos plásticos alrededor de la luz. Juegos de sombras, de técnicas, de aperturas de velocidad para captar esos instantes en los que los inmuebles retratados parecieran abrir sus almas.

De pronto parece que capta los fantasmas que recorren los teatros, pero también la majestuosidad, por ejemplo, del Teatro Degollado de Guadalajara, o la personalidad real del Museo Nacional de Arte, fijando la mirada en sus escaleras. O contándonos la intimidad de los 14 inmuebles elegidos al fotografiar las tuberías o los sockets o las herrerías que nos narran las entrañas de esas personalidades recias como la Catedral de Santo Domingo en Oaxaca, o cómo los murales son ya tatuajes en la paredes del Hospicio Cabañas y cómo este inmueble se reinventa en la intervención del artista Daniel Buren, cuya obra fotografiada por Höfer nos revela una simetría contemporánea que nos conecta con su hechura neoclásica. Ahí está el poder de la fotógrafa alemana: nos revela a los edificios como personajes que se van transformando en su propia narrativa histórica o funcional.

Candida Höfer hace de la técnica su aliada para indagar en las historias de los inmuebles como lo que son, personajes de ciudades, protagonistas que se abren ante su cámara que lentamente los absorbe para mostrarnos sus arrugas, sus edades, sus curvas, sus telones, escaleras, dimensiones, paredes… como si fueran cuerpos desnudos. Un erotismo que nos hace pensar en la arquitectura como en una segunda piel.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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