Más Cultura

En lo que se convirtió ese muchacho

¿Cómo logró satirizar Böll una época de guerra, retorno y escombros? Quizá, solo se trataba de la forma más natural de narrar para un joven influido por la atmósfera carnavalesca de Colonia.


Se reclina en la silla cuando el personaje Andreas, después de rebuscar entre su ropa el tabaco y la botella de aguardiente, “se duerme con la mochila abierta entre las manos, la pierna izquierda junto a una cara que todavía no ha visto, y la derecha sobre un fardo. Sus manos, cansadas y sucias, siguen sobre la mochila, y la cabeza le ha caído sobre el pecho”. Andreas avanza en un tren de soldados alemanes hacia la guerra. Necesita su aguardiente para olvidar que pronto morirá.

En ese momento, el Lector levanta la vista del libro El tren llegó puntual y, mientras imagina “el traqueteo del tren, el mal olor y la apetencia irreprimible de fumar”, mira la tarde con su ojo bueno (cabe señalar que el ojo malo es artificial, pero nunca habla del accidente). Piensa en la literatura de soldados y en la Segunda Guerra Mundial, quiere recordar lugares, fechas. Ha leído a Heinrich Böll, pero de memorioso no tiene un pelo, entonces llega la hora de echar un vistazo a la solapa.

Böll nació en 1917 en Colonia, Alemania, en un tiempo que avanzaba a la crisis del fin de la guerra. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial mediaban los años de la inflación económica, del mercado negro y el desempleo. Aquella generación de entreguerras nació en mal momento y concluyó su educación en la obligada idolatría nacionalsocialista. Por supuesto, adoraran o no al Führer, los jóvenes fueron llamados a filas en 1939. A los 22 años, Böll se subió a un tren de soldados rumbo a Polonia. Siguieron Francia, Rusia, Rumania y Hungría. Entre Lemberg y Czernowitz morirá Andreas, se anticipa el Lector dando vuelta a la página de El tren llegó puntual, la primera novela de Böll, publicada en 1949, que dio inicio a la literatura de escombros.

El Lector tiene a mano algunos otros títulos de Böll (se trata de un lector concienzudo, y no solo porque de joven quiso convertirse en escritor; tampoco se debe al deseo de conservar “algo” después de un “rotundo fracaso” en el mundo de las letras, sino a la férrea educación materna que consistió en “hacer todo a conciencia”) ¡Cómo le gusta sentirse rodeado por sus libros! Sobre la mesa reposa, junto a una pieza de pan, una taza de café y un cenicero con un cigarro encendido, Caminante si vienes a Spa…, que reúne los relatos de Böll escritos en los primeros años de la posguerra. En la década de 1950 aparecen El diario irlandés y las delirantes sátiras “No solo en Navidad”, “Los silencios del Dr. Murke” y “Las ovejas negras”. ¿Cómo logró satirizar Böll una época de guerra, retorno y escombros? ¿Aquel recurso literario funcionaba como una épica de distanciamiento? Quizá, solo se trataba de la forma más natural de narrar para un joven influido por la atmósfera carnavalesca de Colonia.

Aparecieron las novelas ¿Dónde estabas, Adán? (“Y Adán contestó: en la guerra”, recuerda el Lector, a quien tampoco se le debe considerar desmemoriado), Y no dijo una sola palabra, Casa sin amo y El pan de los años mozos, novela breve de 1955 que narra una historia mínima del hambre.

Un lunes cualquiera, un joven especialista en reparación y cuidado de lavadoras automáticas enloquece de amor, y en ese impulso aparece la desesperación animal por sobrevivir. Walter recuerda los días del hambre: “La idea del pan fresco se me metía estúpidamente en la cabeza y, a veces, por la noche, rondaba por la ciudad durante horas y solo pensaba en una cosa: pan. Tenía los ojos ardientes, las rodillas débiles, y sentía que había en mí algo de lobo. Pan”. El Lector se sorprende: suelta una carcajada mientras le tiembla el lagrimal del ojo bueno. La prosa lacónica teje en secreto un relato desesperanzador: la época condena irremediablemente a los personajes. La tensión narrativa se oculta sutil en este tejido, apenas insinúa la silueta de un futuro ante el cual habrá que sentirse derrotado. Al final del día se revela que “la parte más complicada y difícil no había hecho más que empezar” (Chéjov, murmura el Lector pensando en un final que anuncia múltiples principios, entre ellos la vuelta atrás).

Las granadas, los resplandores en el cielo y el hedor en los trenes de soldados se convirtieron en un recuerdo; entonces pertenecían al pasado de los personajes de Böll. El llamado Milagro Económico Alemán no dejaba lugar a dudas del empeño de una sociedad por reconstruirse, solo resultaba un poco extraño que el discurso oficial de la bonanza exigiera el olvido de los crímenes del nacionalsocialismo. “El discurso del poder adquiere a menudo la forma de una ficción criminal”, escribe el Lector en una solapa (le gusta Piglia, y necesita interpelar a sus libros mediante la cita, la pregunta, la queja, incluso el apunte de una palabra que cifra el recuerdo: desde joven ha cultivado este hábito, excelente para su memoria). Para Böll resultó inverosímil la ficción de que el nacionalsocialismo terminó con la caída del Führer y un puñado de hombres. Dio a conocer Opiniones de un payaso en 1963. Hans Schnier, acaso el personaje más conocido de Böll, renuncia al futuro prometedor que tiene un hijo de grandes industriales: decide convertirse en clown, vivir de los escenarios y amar libremente a Marie Derkum. Por supuesto, las aspiraciones de Schnier chocarán con la realidad, y el discurso oficial, verosímil o no, deberá privilegiarse en la República Federal Alemana.

El clown muestra aquí su buen ojo (sin ofender al Lector) y la prosa desafía las alturas. Sin embargo, resulta incomprensible que un escritor tan reconocido no compartiera la felicidad oficial de la República Federal Alemana. ¿Por qué se rehusaba a ser una oveja más del rebaño, de un blanco inmaculado y dulces ojos? (al Lector lo obsesiona el tema de los ojos). ¿Por qué tanta rebeldía, si lo reconocían con los premios literarios más importantes, sus libros se agotaban, lo traducían a diversas lenguas y sus historias eran llevadas al cine?

El Lector recurre una vez más a los datos duros reunidos en las cuartas de forros y en las solapas. Böll se convirtió en Presidente del PEN de la República Federal Alemana. Recibió numerosos premios literarios, entre otros el Georg Büchner y el Premio Nobel de Literatura en 1972. Los espacios, ganados al discurso oficial, los utilizó para hablar de los refugiados de la guerra de Vietnam, de presos políticos y escritores perseguidos, de la explotación brutal de la naturaleza latinoamericana, de las armas nucleares y el rearme de la milicia alemana.

La novela Retrato de grupo con dama aparece en 1971. La protagonista de la acción se llama Leni Pfeiffer, Gruyten de soltera; ronda los 50 años, mide 1.71 y está un medio kilo por debajo de su peso ideal. Desde la primera página, el autor deja una cosa en claro: a Leni no le va nada bien. Entre otras razones, porque la acusan de amar a un soviético, es decir, al enemigo. Se erige un tribunal y la sociedad da su veredicto. “Aunque el autor carece (nos referimos al personaje de Böll), como es de comprender, de una imagen completa en lo concerniente a la vida física, espiritual y amorosa de Leni, tampoco ha ahorrado, lo que se dice, ningún esfuerzo, para conseguir lo que suele llamarse una información objetiva (a su debido tiempo se facilitarán incluso los nombres de sus comunicantes)”. ¿A quién pertenece la voz narrativa? ¿A un biógrafo? ¿O acaso será un investigador? El retrato se perfila con las declaraciones de quienes la conocen, un haz de relatos convergiendo en la conciencia narrativa. Juzgarán su sensualidad y su amor por el soviético. Y ella, como otros personajes femeninos de Böll, no se declarará culpable o inocente (si lo hiciera, piensa el Lector, sería culpable de las acusaciones).

Frente al ojo bueno del Lector aparece uno de los últimos textos de Heinrich Böll, de carácter autobiográfico, ya lo conocía y ahora lo relee de manera íntegra hasta llegar a un alegre final: “mis padres, mis hermanos, los amigos se preguntaban ¿pero qué va a ser de este muchacho cuando sea mayor?”

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.