El interés científico en los niños no es una casualidad, sino el producto de la conjugación de muchos factores que comienzan por su curiosidad natural para explorar el mundo, que si es estimulada por sus padres y luego por buenos mestros de las ciencias naturales, las matemáticas y el ansia genuina de transmitir a sus alumnos el conocimiento y la inquietud por descubrir cosas nuevas, dan por resultado el desarrollo de mentes ávidas no solo de conocer más a través de la ciencia, sino de convertirse en científicos e investigadores que han sido y serán los grandes transformadores de un mundo cada vez más avanzado en desarrollo tecnológico.
Por eso El Papalote, Museo del Niño, engloba todos esos factores que siembran en las mentes infantiles el interés por descubrir cómo funciona el mundo detrás de la realidad aparente. Y mañana es el gran día para que los niños y las niñas de Monterrey y de todo Nuevo León disfruten este nuevo espacio. ¡Todos al Papalote!