Por una simple jugarreta del destino fue que un contingente de aproximadamente 60 universitarios marcharon en las calles de Toluca el 2 de octubre de 1968. Ellos tenían la intención de sumarse a la movilización en la capital del país, pero al verse imposibilitados para transportarse, llevaron la protesta al corazón de la capital mexiquense.
“Marchamos en las calles de la ciudad de Toluca reclamando la brutalidad policiaca y marcamos en contra de un régimen meramente machista... Organizamos una marcha, curiosamente por azares del destino no pudimos obtener un autobús para ir a marchar el 2 de octubre al mitin de Tlatelolco, no podíamos pagarlo y nos contentamos con solidarizarnos”, indicó en entrevista Edgar Samuel Morales Sales, uno de los líderes del movimiento en la capital mexiquense.
El contexto para llevar a cabo la protesta era particularmente complejo. Había una crisis social preponderante, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernaba al país a través del presidente Gustavo Díaz Ordaz y estaban en puerta los Juegos Olímpicos.
La movilización que comenzó como un movimiento meramente pacífico terminó en la matanza de más de 300 estudiantes. Reportes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reconocen que el hecho derivó en un movimiento social de importancia “ya que además de participar los estudiantes universitarios, preparatorias y vocacionales entre otros, se unieron profesores, obreros, amas de casa, sindicatos e intelectuales tanto de Ciudad de México como del interior de la República”.
En la capital mexiquense ese año también hubo un importante despliegue por parte de elementos castrenses a pesar de que solo se enfrentaban a un estimado de 60 personas entre estudiantes, normalistas y preparatorianos.
“En nuestro caso hubo hasta soldados en la avenida Juárez especialmente porque íbamos del zócalo de la Ciudad de Toluca hacia la Universidad y había francotiradores. Cuando nos percatamos de eso mantuvimos la calma hasta la universidad, hicimos el mitin en donde denunciamos todos estos hechos y desde luego mucha de la prensa comprada y sostenida por el gobierno priista no publicó nada”.
Su participación tocó hasta lo administrativo, ya que incluso el ciclo escolar fue modificado para la celebración de la justa mundial. “En Toluca los universitarios que participamos y que nos oponíamos a ese sistema estábamos en ese intermedio, nos adelantaron un semestre de clases para evitar que estuviéramos en las aulas universitarias para el 2 de octubre porque en ese mes se inauguraban los Juegos Olímpicos”.
Los rotativos de la época ayudaron a matizar los destrozos de la movilización y mostraron a la sociedad un rostro que los jóvenes no tenían. Se les calificó de revoltosos, inconformes y desorbitados, pero lograron generar un impacto en una sociedad sumamente tradicional y conservadora como es la toluqueña.
A pesar del esfuerzo, hubo algunos incrédulos que pusieron en duda su movimiento. “Fueron tolerantes, cuando más había una risa burlona, pero no despectiva y yo creo que también comprendían que la sociedad tenía que cambiar, que la sociedad mexicana no daba más en el sistema político”. La sociedad hoy reconoce que hubo problemas en la época que los manifestantes lograron evidenciar a costa de la vida de 300 de ellos, en especial por el uso desmedido de la fuerza para reprimirlos e intentar callar la protesta.
“La represión fue tal que asumió -Gustavo Díaz Ordaz- posteriormente la responsabilidad misma y lo dijo públicamente en la prensa televisada, en la prensa radial y con frases que aparentemente eran conciliadoras cuando en realidad escondían una gran represión”.
El movimiento es tristemente recordado por la escala de violencia contra los estudiantes. “La población era la estaba cansada del priismo anquilosado, del priismo anticuado, del priismo estalinista y por supuesto, que el día 2 de octubre se concentraron la mayor parte de los disturbios en Ciudad de México”.
A 53 años de la matanza de Tlatelolco, el también académico de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) recuerda el hecho e invita a la juventud a reflexionar sobre una movilización que se convirtió en un hito de los anales de México.
En Edomex
Mientras esto sucedía en Ciudad de México, en Naucalpan, Tlalnepantla y Nezahualcóyotl, limítrofes a la capital del país, se registraba una acelerada expansión urbana, por lo que Homero Hernández, del Archivo Municipal de esta última demarcación, no descarta el hecho de que estudiantes de fraccionamientos residenciales y colonias populares se trasladaran para cursar sus estudios de educación superior y vivieran este movimiento que dejó una marca indeleble en la historia de México.
La versión oficial sobre el movimiento estudiantil de 1968, en ese entonces se sustenta en la supuesta existencia de una conspiración internacional consagrada al sabotaje de las XIX Olimpiadas en México y, eventualmente, al derrocamiento del gobierno legalmente constituido.
Los informes de inteligencia, abiertos a consulta
Se sabe oficialmente que aquel día (2 de octubre) se había puesto en marcha la operación Galeana, con el fin de detener a los miembros del Consejo Nacional de Huelga. La operación fue encabezada por el general Crisóforo Mazón Pineda y por el Batallón Olimpia, posicionados en puntos estratégicos para acorralar a los líderes del movimiento. Pero también existió otra operación, más secreta que la primera, la cual se encargó de abrir fuego contra la multitud de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, sin distinción.
“Mi general me dijo: Tengo varios oficiales del Estado Mayor Presidencial apostados en algunos departamentos, armados con metralletas para ayudar al Ejército con órdenes de disparar a los estudiantes armados, ya todos abandonaron los edificios, solo me quedan dos que no alcanzaron a salir”, según testimonio del entonces secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán.
Hace 53 años, la historia que derivó en una masacre empezó con una pelea de estudiantes en el centro de Ciudad de México. La policía capitalina intervino, pero lo hizo de manera brutal, lo que provocó un giro total y días después estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se manifestaron públicamente en las calles por el abuso policiaco.
KVS